ORQUESTA DE ÓPERA
(La Orquesta de la ópera, Edgar Degas)
Introducción
Una ópera es un lujo. Tenemos a primeras figuras con grandes voces que van a cantar en directo para nosotros, decorados, vestuario…y por si todo esto fuera poco: una orquesta. Todos esos solistas, a los que vemos como un todo, pero que cada uno de ellos es un maestro con su instrumento. Ese grupo de personas van a tocar juntos en un ensamblaje mágico con las voces, guiados todos por el director de orquesta.
Orquesta de ópera
El número de componentes de una orquesta de ópera variará según cual sea la ópera. Las barrocas y del clasicismo tienen menos componentes que las del romanticismo o verismo, pero suele oscilar como media entre sesenta componentes, aunque pueden llegar a ser muchos más.
A veces la orquesta de ópera es la gran olvidada: el coro saluda al final, los personajes menos importantes tienen su dosis de protagonismo, pero claro, no suben los sesenta o cien componentes a recibir su aplauso, aunque se les aplauda a través de su director; faltaría más, pero creo que no nos damos cuenta de lo importante e imprescindible que es en la representación de una ópera.
La orquesta en una ópera suele tener su momento de lucimiento en la Obertura, o en algún momento sinfónico si es que lo hay, luego ya pasa a unirse a las voces y lo vemos como un todo, pero en realidad no es exactamente así.
La orquesta de ópera no respalda sólo a los cantantes; da sentido a todo aquello que están cantando. La música expresa lo que en realidad pasa en el drama. A mi me gustaría poner dos ejemplos y que nos los imagináramos sin orquesta. ¡Ojalá supiera como eliminar su sonido de las imágenes y dejar solo las voces!, así veríamos exactamente lo que quiero decir.
Ejemplos del papel de la orquesta de ópera
El primero de los ejemplos es la famosa aria del catálogo, Madamina, il catalogo è questo de Don Giovanni de Mozart. Nos fijamos en todas las cosas que Leporello le va revelando a donna Elvira, y mientras la orquesta se ríe. Literalmente se burla de ella y refuerza en el mismo tono burlón lo que va diciendo el criado. Ahora imaginemos lo mismo pero sin orquesta, nada que ver.
Veamos a Bryn Terfel y a la Orquesta del Metropolitan de Nueva York.
El segundo ejemplo es de manual también. En la escena de La Traviata de Giuseppe Verdi, en el acto II, cuando Violetta sabe que tiene que dejar a Alfredo por imposición del padre de éste y nos emociona con la súplica de Amami Alfredo, la orquesta nos va situando ante el drama que viven los jóvenes. La música se clava como puñales dolorosos en el ánimo de los amantes. Subraya la emoción, el dolor que está rompiendo el corazón de Violetta y luego huirá con ella abandonando la escena. Es un momento orquestal sublime.
Anna Netrebko, Rolando Villazón y la Orquesta Filarmónica de Viena.
Tampoco sería para nada lo mismo sin la orquesta.
Además, la orquesta de ópera a diferencia de una en un concierto, ha de tocar mientras dura la ópera, ya sean dos horas o cinco. Una orquesta de concierto toca unas dos horas aproximadamente. Los cantantes pueden abandonar el escenario y descansar un poco tras una escena difícil, los miembros de la orquesta, no.
Creo que hacía falta escribir algo a un colectivo que nos procura tanto placer cuando vamos a ver una ópera.