El clasicismo en la opera
Hacia mediados del siglo XVIII surge un nuevo estilo en la ópera: el clasicismo. El clasicismo en la ópera aparece como una evolución del estilo barroco. Todas las artes, y la música también, sufren la influencia de las nuevas ideas que trae consigo la Ilustración.
La Enciclopedia es el símbolo de esta nueva época cuyo espíritu aspira a cuestionar todo lo anteriormente establecido. Todo debe estar sujeto a la razón. La música también, y esto se puede ver en las óperas que sobresalen más en el periodo del clasicismo.
¿Que aporta el clasicismo al género de la opera?
Ya vimos en artículos anteriores que el barroco había propiciado muchos excesos en la ópera, excesos a los que Gluck (1714-1787) puso coto con la reforma de la ópera, valorando más la expresión real de los sentimientos, desterrando todo aquello que había de artificial, inutil y supérfluo en el canto.
El clasicismo en la ópera tiene como objetivo primordial hacer disfrutar al público con la música. No tan sólo asombrar como vimos en el barroco. La ópera en el clasicismo es equilibrada, sugiere orden y unidad.
Por tanto, durante la época del clasicismo, el público sintió un creciente interés por la música en general y por la ópera en particular. Esto hizo que los compositores se acercaran a las temáticas de sus obras hacia las que tenían más interés para un mayor número de personas. Así pues, en el clasicismo hay un mayor número de óperas bufas, tratadas igual que las óperas serias. De esa forma se rompe con las etapas anteriores donde las óperas de carácter cómico estaban reservadas para un público menos instruido y vulgar. Cimarosa y Mozart compusieron gran número de óperas bufas que están consideradas como auténticas obras maestras de la ópera. En este sentido, aparecen además distintas versiones nacionales, escritas en la lengua local y con diálogos que sustituyen a los recitativos, como el Singspiel en Alemania, la zarzuela en España y la opéra-comique en Francia.
El clasicismo aportó varios elementos fundamentales al género de la ópera que todavía resonamos hoy en día. En términos de música, el clasicismo enfatizó la claridad formal y estructural, con arias, recitativos y conjuntos más organizados y estructurados. Compositores como Mozart y Gluck, por ejemplo, introdujeron una mayor expresividad emocional y dramática, utilizando la música para reflejar los personajes y sus emociones de manera más precisa y profunda.
Además, en cuanto al texto y la narrativa, el clasicismo buscaba tramas más realistas, centradas en temas como la naturaleza humana, la moralidad y los conflictos emocionales. La ópera seria y la ópera cómica se desarrollaron como subgéneros importantes durante esta época, teniendo cada uno de ellos sus propias convenciones y enfoques temáticos.
Principales compositores de ópera durante el clasicismo
Los principales compositores de ópera durante el clasicismo fueron: Joseph Haydn, Domenico Cimarosa, Luigi Cherubini, Antonio Salieri, Wolfgang Amadeus Mozart y un poco más tarde Ludwig van Beethoven. Nombres de oro dentro de la historia de la ópera
Ludwig van Beethoven, nació en 1770, esto es en plena época del clasicismo, pero cuando escribe su única ópera, Fidelio, la ópera ya estaba derivando hacia el preromanticismo, pero se le puede considerar un compositor del clasicismo tardío, a pesar de que su contribución a la ópera fue mínima, en cuanto a número de óperas, no en lo que se refiere a calidad, porque Fidelio es una ópera bellísima. Lo podemos comprobar con el canon Mir ist so wunderbar del acto I, un ejemplo de música de ópera del clasicismo: todo equilibrio y armonía.
Este canon lo interpretan: Lucia Popp, Gundula Janowitz, Manfred Jungwirth y Adolf Dallapozza. Dirige: Leonard Bernstein, Orquesta Wiener Staatsoper, 1978.
En el blog se pueden encontrar muchísimas entradas con música de los compositores del clasicismo anteriormente citados, basta poner el nombre del compositor deseado en el buscador del blog y acceder a todos los artículos.