WAGNER Y EL VERISMO – INFLUENCIA DE WAGNER EN EL VERISMO
Hoy hablaremos de Wagner y el verismo. Más concretamente de la influencia que tuvo Wagner en esta corriente musical. La ópera tiene esto. Es como una carrera de relevos. Una corriente pasa el testigo a la siguiente y así es como evoluciona. A continuación veremos algunas características tipicamente wagnerianas que fueron recogidas por el verismo.
Sin embargo, antes de hablar de Wagner y el verismo vamos a hacer algunas consideraciones.
La historia de la ópera, del romanticismo al verismo
Hemos repetido muchas veces que los periodos en la historia de la ópera no tienen unos límites precisos. Así pues, en cada fecha tenemos que añadir la palabra aproximadamente. Dicho esto, empezamos diciendo que el romanticismo va del 1750 al 1830. Dentro de la corriente romántica también podemos ver una diferenciación. De las obras belcantistas de Bellini o Donizetti a Verdi, por ejemplo, ya hay un cambio. Y ese cambio lo trajo Verdi. En La traviata (1853) podríamos decir, si se nos permite, que ahí se acaba el bel canto, porque Verdi ya nos presenta algo que Wagner hacía por sistema. La voz compite con la música. O sea que la influecia de Wagner ya se hacía notar mucho antes del inicio del verismo.
Lo podemos ver en este fragmento, con Amami, Alfredo!. Centrémonos en escuchar a la orquesta, veamos como crece y en la voz de Maria Callas. Giuseppe Di Stefano es Alfredo. Milán 1955.
Wagner y el verismo
Si, como hemos comentado antes, la influencia de Wagner ya se había hecho sentir en época de Verdi, veremos ahora que pasa con Wagner y el verismo.
¡Fuera arias!
Esta podría ser la primera influencia wagneriana. Los veristas querían suprimir toda estructura cerrada como son las arias. Wagner lo hizo haciendo que la música fluyera sin pausa. Esto mismo querían hacer los veristas. Sin embargo, no siempre salieron airosos. La causa era que al público le chiflaban las arias ( y a los editores casi que más), así que no se podían borrar de un plumazo. Lo que hacían era enmascararlas un poco. Lo conseguían haciendo participar a uno o varios personajes más en el momento en el que se cantaba el aria. Podemos verlo, por poner un ejemplo, en Recondita armonia de Tosca de Puccini. Mientras el personaje de Cavaradossi compara la belleza de Tosca con el cuadro que está pintando, el sacristan no para de refunfuñar. Si alguna vez hemos deseado que se callara, ahora ya sabemos que la «culpa» fue de esa idea verista de disimular las arias.
Veamos a Luciano Pavarotti como Cavaradossi. Grabación del Metropolitan Opera House de 1978. El sacristan, si no estamos equivocados, es Fernando Corena.
El aria es un racconto
Una gran cantidad de arias veristas son un racconto. Es decir, se relatan unos hechos pero no hay estrofas ni repeticiones. De nuevo lo que se pretende es que se parezca lo menos posible a las arias de la época romántica.
Cuando hablamos de racconto siempre nos viene a la cabeza el más popular de Wagner que es In fernem land, de Lohengrin. Escuchémoslo por Jonas Kaufmann.Boston Symphony Orchestra. Dirige Andris Nelsons.
A continuación veremos como Wagner y el verismo tienen esta estructura del racconto en común. Todo lo que oiremos a continuación tienen forma de racconto.
In questa reggia de Turandot de Puccini
Canta Eva Marton. Nueva York 1998.
Un dì all’azzurro spazio de Andrea Chénier de Giordano
Otro racconto verista de libro. Josep Carreras es Andrea Chénier. Viena 1983
Voi lo sapete o mamma de Cavalleria rusticana de Mascagni
Fiorenza Cossotto es Santuzza. Tokio 1976.
Mas cosas sobre Wagner y el verismo
Otra de las influencias wagnerianas en la corriente verista es el volumen de la orquesta. Un ejemplo es la maravillosa escena final de Tristan e isolda con la muerte de Isolda. La voz se debe enfrentar al gran volumen orquestal. Veamos a Waltraud Meier.
Y ahora veamos un ejemplo del verismo. Notaremos, en el aria que nos sirve de ejemplo, que la orquesta crece. Lo que ocurria en la época de los veristas era que muchos teatros no podrían permitirse esas grandes orquestas que sí tenía Wagner. Por lo tanto no serán tan voluminosas. Pero oigamos a Renata Scotto en el aria final de Manon Lescaut, Sola, perduta, abbandonata.
Este volumen orquestal añade, sin duda, dramatismo a la escena.
El leitmotiv
Otra característica wagneriana era el leitmotiv. El verismo lo utiliza en muchas de sus óperas más representativas. En Adriana Lecouvreur de Cilea esto se ve con claridad.
Podemos destacar el tema de la princesa, siniestro y misterioso, y que es citado en diversas formas en todos los actos. Se presenta en forma clara y destacada al inicio del segundo acto, cuando la princesa aparece en escena por primera vez. También son resaltantes el tema de Adriana, que aparece por primera vez en el primer acto con el aria de entrada de la protagonista cuando canta Io son l’umile ancella; y el tema de los comediantes, ligero y amable, que aparece en el primer acto y el último.
En Pagliacci también encontramos algunos leitmotiv muy marcados, como el tema del dolor de Canio o el de tema de amor entre Silvio y Nedda.
Esto es solo por citar algunos ejemplos, pero en muchas otras óperas veristas encontraremos este recurso del leitmotiv.
Dicho todo esto, podemos ver que Wagner y el verismo están mucho más unidos de lo que parece a simple vista.
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