Verismo fuera de Italia

VERISMO FUERA DE ITALIA

 

Verismo fuera de Italia

 

Introducción

Asociamos el término verismo a la ópera italiana. Rápidamente nos vienen a la mente los nombres de Mascagni, Leoncavallo o Puccini. Sin embargo, a finales del siglo XIX, el verismo llegó a Francia, Austria, Alemania y a otros lugares de Europa como veremos. Así que hoy vamos a repasar unos cuantos ejemplos del verismo fuera de Italia, y con sus características propias.

El verismo fuera de Italia

Las óperas que citaremos a continuación siguen lo fundamental del verismo: retratar la realidad sin artificios y dotar a las partituras de una música impactante, pero además de todo esto, que también lo tiene la ópera italiana, encontraremos una mayor profundidad en la presentación del aspecto psicológico de los personajes que las protagonizan.

Vamos a ver cinco ejemplos del verismo fuera de Italia, y los vamos a introducir con unas palabras de uno de los compositores que citaremos: Leos Janácek, dijo lo siguiente:

Sobre el escenario no siempre escuchamos las palabras más adecuadas, las palabras que necesitamos para expresarnos; necesitamos palabras de nuestra vida cotidiana, su pendiente melódica y derivada de la propia vida, la necesidad desnuda, la desesperación en rasgos inhóspitos. La ópera necesita la vida real.

Esto es el verismo. Esta definición, junto al famoso Prólogo de Pagliacci de Leoncavallo, explican perfectamente lo que significó esta corriente dentro de la historia de la ópera.

Por orden de fecha de estreno las óperas representativas del verismo fuera de Italia son:

Louise de Gustave Charpentier (1900)

La ópera intenta representar la vida de la clase trabajadora parisina, y a veces se la considera un temprano ejemplo francés de ópera verista. La verdadera estrella es la propia ciudad, en este trabajo tan atmosférico – invocado en varios puntos durante la ópera.3​ Narra la historia del desgraciado amor entre Louise, una costurera que vive con sus padres en París, y Julien, un joven artista. Es la historia del deseo de una joven muchacha por la libertad (relacionada en su mente con su amor y la ciudad de París).

En muchos momentos, Charpentier añadió pasajes que se cantan de una manera que se acerca más a la declamación cercana al lenguaje. Utilizó, además, palabras de la jerga parisina.

Lo más popular es el aria Depuis le jour. La oímos cantada por Mirella Freni.

 

 

Tiefland de Eugene d’Albert (1903)

Ópera en tres actos con un prólogo, con libreto en alemán, basada en la obra literaria Terra Baixa (Tierra baja) de Àngel Guimerà.
La historia transcurre en las montañas catalanas, hacia el año 1900. El terrateniente Sebastiano casa a su amante, Marta, con un pastor, Pedro. Quiere conservarla como amante al tiempo que planea casarse con una mujer rica que saldará sus deudas. Al principio, Marta odia a Pedro, pero poco a poco, va reconociendo sus cualidades y acaba amándolo. Cuando Sebastiano trata de obligar a Marta a amarlo de nuevo, Pedro lo mata. El matrimonio huye a las montañas.

Oigamos a Wolfgang Windgassen en el aria Schau her, das ist ein Taler que canta el personaje de Pedro.

 

 

Jenufa de Leos Janácek (1904)

Es una historia lúgubre de infanticidio y redención. Como la obra teatral original, se conoce por su nada sentimental realismo. El intrincado argumento se basa en la historia de la familia Buryja, propietaria del molino. La abuela de dicha familia tiene dos nietos, Steva y Jenufa, descendientes respectivamente de sus dos hijos ya fallecidos. Además, Steva tiene un medio hermano, Laca. Jenufa vive bajo la protección de su estricta madrastra, la sacristana Kostelnicka, y ha sido seducida por su primo Steva, que será quien herede el molino. pero es un joven mujeriego y descentrado. Laca ama sinceramente a Jenufa.
Oigamos el final Odesli, por Elisabeth Söderström, Wieslaw Ochman  y Eva Randová. Wiener Philharmoniker · Sir Charles Mackerras.

 

 

Der ferne Klang de Franz Schreker (1912)

Esta ópera en alemán consta de tres actos y la trama consiste en las reflexiones del propio compositor acerca de la problemática del artista que ha de renunciar al amor para dedicarse a su vocación. No entiende que el amor y el arte son la misma cosa. La acción la llevan basicamente dos personajes: Fritz, que personifica el arte y Grete que representa la existencia.

Veamos el dúo entre estos personajes Du willst wirklich fort, Fritz con Daniel Johansson y Agneta Eichenholz.

 

 

Die tote Stadt de Erich Wolfgang Korngold (1920)

Este es nuestro último ejemplo del verismo fuera de Italia, y una de las óperas imprescindibles del siglo XX. Narra una historia de amor entre el sueño y la realidad. El protagonista Paul va del recuerdo de su esposa muerta Marie, a la pasión por Marietta, una seductora bailarina.

Veamos el final Oh Freund, ich werde sie nicht wiedersehen con Jonas Kaufmann y Marlis Petersen.