Antecedentes del verismo

antecedentes del verismo
 

ANTECEDENTES DEL VERISMO

 

En la Historia de la ópera, las diferentes corrientes musicales o estilos tienen una división cronológica porque de alguna manera se han de dividir los diversos periodos que la conforman, sin embargo esto no es del todo exacto ya que vemos que el final de una corriente se entrecruza con el inicio de la siguiente, así podemos hablar, como en este caso de antecedentes de alguna de ellas, y hoy hablaremos de los antecedentes de la ópera verista o del verismo.

 

Se considera que la primera ópera verista fue Cavalleria rusticana de Pietro Mascagni que se estrenó en 1890, a la que siguieron de manera casi inmediata Pagliacci de Leoncavallo (1892) o Manon Lescaut de Puccini (1893) por citar sólo las más próximas. Sin embargo veremos a continuación que antes de esas fechas ya se podían ver características del verismo en óperas anteriores, aunque se considerara que aún pertenecían al periodo romántico.

 

Es el caso de la ópera Mefistófeles de Arrigo Boito, que estrenada en 1868, nos ofrece ya alguna de las características del verismo, como es, por ejemplo el uso del racconto (narración) como lo veremos en el aria Sono lo spirito che nega, que es la presentación de Mefistófeles, el diablo. AQUI  la vemos interpretada por Bryn Terfel.

 

Vamos a seguir con Carmen de Georges Bizet, estrenada en 1875, es decir quince años antes de Cavalleria rusticana.  Esta ópera contiene ya muchos trazos veristas: aparece el leitmotiv; los protagonistas son de carne y hueso, es decir personajes que se podían encontrar perfectamente en la vida real; en momentos claves el canto es spianato (aplanado) y va directo al agudo, característica principal del verismo, y está exento de cualquier floritura propia del romanticismo. Veamos la escena final de Carmen, cuando Don José da muerte a la gitana. La interpretan Elina Garanca (Carmen) y Roberto Alagna (Don José). Metropolitan Opera House 2009-2010.

 

 

En 1876 se estrenó la ópera La Gioconda de Amilcare Ponchielli, que recordemos de pasada que fue uno de los profesores de Giacomo Puccini cuando éste estudiaba en el Conservatorio de Milán. En dicha ópera se encuentra un aria sumamente conocida, Suicidio!, que aunque tiene algún momento en el que se oyen pasajes líricos y románticos, parece por otra parte un aria verista sin discusión. Vemos en ella una gran potencia orquestal y consecuentemente la voz tiene que luchar contra la misma con el típico canto spianato del verismo. AQUI  la podemos escuchar por la gran Maria Callas.

 

En 1887 Verdi estrenó su Otello, y en toda la ópera hay ya un cambio respecto a las óperas anteriores del mismo compositor, y todo ese cambio ya marca el camino que luego seguirá el verismo: leitmotiv, las arias se van difuminando y enlazando unas con otras, se usa el racconto (Credo in un Dio crudel), cuando el personaje de Otello se enfurece, grita como haría cualquier personaje verista. Todas estas características hacen que Otello sea uno de los antecedentes del versimo más claros; no olvidemos que estamos a tres años de que aparezca Cavalleria rusticana.

 

En esta produción de Otello de 1982 veremos a Vladimir Atlantov como Otello, Kiri te Kanawa como Desdémona y Piero Cappuccilli como Yago. Puestos en antecedentes, podremos captar mucho mejor todas las carcaterísticas veristas de la ópera de Verdi.

 

Y otro antecedente del verismo es precisamente la ópera que se considera símbolo del romanticismo: Werther de Jules Massenet. Massenet fue un compositor eminentemente romántico, pero ya estamos en 1892, y ni el más empedernido de los románticos se podía sustraer a la nueva tendencia. Además, Massenet, en el aria Oiu, ce qu’elle m’ordonne, pone en labios de Werther la frase siguiente:

¡Oh, Dios! Tú, que me has creado,
¿serás menos clemente?… 
¡no rechazarás 
a tu hijo desafortunado!

En el romanticismo puro la religión tenía una gran importancia, y aquí Werther está convencido de que a pesar de tener la idea de quitarse la vida, Dios lo va a perdonar.

En el siguiente video podemos ver a Roberto Alagna interpretando diversos fragmentos de Werther , entre los que se encuentra el aria citada anteriormente.

 

Con este artículo hemos podido comprobar como la ópera es, hablando metaforicamente, un ser vivo que está en constante crecimiento y en una búsqueda ininterrumpida de nuevas expresiones.

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