Flechazos en la ópera – Varios ejemplos

FLECHAZOS EN LA ÓPERA – VARIOS EJEMPLOS

 

Flechazos en la ópera

 

Introducción

El amor y la ópera van siempre de la mano. Pocas óperas hay en las que no aparezca una relación amorosa, un tema al que dedicaremos un artículo próximamente. Además, durante el periodo del romanticismo, los amores solían ser siempre desgraciados o imposibles, que también es una desgracia.

Hoy vamos a centrarnos en esos amores a primera vista, aquellos en los que los protagonistas quedan fascinados ante la simple visión del otro. A veces Cupido lanza sus flechas y como resultado tenemos los flechazos en la ópera.

 

Flechazos en la ópera

Vamos a ver seis ejemplos de esos amores repentinos a los que no debemos buscar ninguna lógica. Como sucede en muchos otros sentimientos, a los flechazos en la ópera tampoco les busquemos la parte racional.

Ramiro y Angelina

Son los protagonistas de La Cenerentola (1817) de Gioachino Rossini. El príncipe Ramiro desea encontrar una esposa. Su consejero Alidoro le habla de una joven que merece su atención, cuando haciéndose pasar por un mendigo le da un poco de pan, un café y una moneda. Así pues, como criado del príncipe, Ramiro entrará en casa de Angelina, la joven amable y compasiva, que vive con su padrastro y sus odiosas hermanastras.

Un soave non so che con Joyce Di Donato y Juan Diego Flórez.

 

 

El Holandés y Senta

A Wagner le gustaban estos arrebatos, porque además de los dos que citaremos, recordemos que en Die Walkure hay otro caso cuando Siegmund y Sieglinde caen rendidamente enamorados sin saber que son hermanos. En la ópera El holandés errante (1843) encontramos el segundo ejemplo de flechazos en la ópera. Senta tiene una pasión por la leyenda del holandés errante. Naturalmente cuando su padre se presenta en su casa con el Holandés en carne y hueso, ambos quedan fascinados.

 

 

Alfredo y Violetta

Los protagonistas de La traviata (1853) de Giuseppe Verdi, también van a enamorarse sin muchos preámbulos. Oiremos a Alfredo como le cuenta a Violetta como la vió un día, feliz, etérea, apareciste enfrente de mí, y desde entonces, temblando,vivo de amor desconocido.

Si esto no es un flechazo…Ante esta declaración, Violetta no tardará en reconocerse enamorada de ese joven desconocido que dice amarla tanto.

Un dì felice, eterea con Frank Lopardo, Angela Gheorghiu.

 

 

Tristán e Isolda

El cuarto ejemplo de flechazos en la ópera es el de estos protagonistas de la monumental obra Tristan und Isolde (1865) de Richard Wagner. Sin embargo, en este caso, hay algo de trampa para que ese amor los fulmine comno un rayo y es que Brangäne, la dama de compañía de Isolda, al ver que su señora quiere matar a Tristán, les da a beber a ambos un filtro de amor. Y verdaderamente lo consigue porque el suyo es uno de los grandes amores de la historia de la ópera.

Vamos a ver el final del acto I, que es cuando se enamorarán y dirán sus nombres con un arrebato impresionante.

¡Tristan! ¡Isolde! con René Kollo y Johanna Meier.

 

 

Romeo y Julieta

Este amor entre la pareja de amantes más famosa de la historia nace de una pequeña gamberrada. En casa de Julieta, en casa Capuleto, se celebra una fiesta, en ella está invitado Pâris, para que conozca a su futura esposa, Julieta. Allí se cuela Romeo con sus amigos. Ya sabemos que Romeo es un Montesco, la familia rival de los Capuleto. También sabemos como termina la historia, pero el comienzo es lo que nos interesa, porque Romeo queda fascinado al ver a Julieta que de golpe se olvidará de que ella lo que quiere es ser libre como un pájaro, porque también se enamora de Romeo. Charles Gounod escribió su ópera Roméo et Juliette en 1867.

Ange  adorable con Roberto Alagna y Leontina Vaduva.

 

 

Des Grieux y Manon

Ellos serán los protagonistas del último ejemplo de flechazos en la ópera, pero este sí que es un amor a primera vista, porque a los pocos minutos ya planean su fuga para ir a vivir a París, enamorados como locos. Es la historia de Manon (1882) de Jules Massenet. También sabemos que la tragedia no tardará en aparecer, pero estos inicios tan llenos de pasión e ilusión siempre nos cautivan.