ÓPERAS CON BALLET – VARIOS EJEMPLOS DE ÓPERAS CON BALLET
Introducción
El ballet en la ópera es algo que o te apasiona o más bien te fastidia o a lo sumo lo soportas si no es muy largo. Como siempre, para gustos los colores. Es cierto que en ocasiones el ballet puede resultar un «estorbo» en medio de la acción dramática de la ópera. Otras, es un complemento ideal porque el argumento no solo lo permite sino que sale reforzado. En fin, a quien no le guste el ballet que pase de este artículo porque hoy vamos a hablar de óperas con ballet.
Óperas con ballet
Los inicios
Diremos que los «culpables» de esta costumbre de incluir un ballet en la ópera son los compositores franceses del siglo XVIII, con un género llamado comédie-ballet, que nacido de la tragédie lyrique, basicamente ópera de la época, tiene su principal foco puesto en el ballet. Como solía pasar en los inicios de la historia de la ópera, los argumentos importaban bastante poco, así que las escenas de ballet se convirtieron en intemedios de baile, con más relieve que las partes cantadas. El gran maestro de la época fue Jean-Philippe Rameau, con óperas como Les Indes galantes de 1735.
El ballet chifla a los franceses
Cuando llegó lo hizo para quedarse. En muchas óperas, francesas o no, hay escenas de danzas o bailes, pero en la ópera francesa y sobretodo en la grand opéra, hay auténticos ballets. Es un requisito que haya uno al inicio del tercer o cuarto acto. Tenemos ejemplos de esta estructura en óperas como Robert le diable, Les Huguenots, ambas de Meyerbeer o Le roi de Lahore de Massenet.
Si quieres estrenar en París, toca ballet
Así fue. Los compositores que tuvieran en mente estrenar sus óperas en París se debían supeditar a esta exigencia. La verdad es que uno de los motivos de incluir el ballet era bastante pueril y para nada artístico. El público, o al menos una parte de él, que asistía a las representaciones de ópera no tenía un gran interés. Se iba a ser visto y a ver. La velada solía empezar en un restaurante elegante y terminar en un palco del teatro para ver el ballet que era lo que más gustaba y el final de la ópera. Todos lo hicieron así menos uno: Richard Wagner. AQUI podemos leer lo que sucedió.
Ejemplos
Hay muchos más y de muchos compositores así que recomendamos que, como curiosidad, se busquen óperas que en su versión francesa incluyen un ballet que desaparece en su versión italiana.
Tannhauser (Richard Wagner)
Aida (Giuseppe Verdi)
La Gioconda (Amilcare Ponchielli) – La danza de las horas
Guillermo Tell (Gioachino Rossini)
Samson et Dalila ( Camille Saint-Saëns) – Bacanal
Le roi de Lahore (Jules Massenet)
La vida breve (Manuel de Falla)
Faust (Charles Gounod) – La noche de Walpurgis