EL FUEGO EN LA ÓPERA
Introducción
Cuando hablamos de fuego en la ópera no nos referimos a los tan temidos incendios en un teatro lírico. Hablamos, naturalmente de escenas en las que el fuego es un protagonista más y al que suelen ir a parar los protagonistas, en una de las muertes más terribles que se pueden tener. Lo cierto es que debido a los incendios reales en los teatros, siempre hay reticencia a la presencia hasta de una vela en el escenario, no digamos ya a poner una hoguera. No, en las escenas en las que aparece fuego en la ópera, los técnicos se las deben ingeniar para que parezcan reales pero sin peligro.
Vamos a ver seis escenas de fuego en la ópera, unas serán el castigo impuesto a algún personaje, y alguna es un acto de inmolación.
Fuego en la ópera
Vamos a ver las escenas por orden de antigüedad de la ópera, como siempre hacemos.
Medea (1797) – Luigi Maria Cherubini
Esta escena me hubiera gustado ponerla interpretada por Maria Callas, que hizo de este rol una gran creación, pero desgraciadamente sólo se encuentran versiones en audio, que recomiendo, y para el tema de hoy me parece que las versiones escenificadas son más contundentes. De todos modos veremos a una muy buena Medea, que tras dar muerte a sus hijos, por el solo hecho de ser hijos de Jason, incendia el templo y ella entrará en él.
Anna Caterina Antonacci es Medea y Giuseppe Filianotti es Jason. Torino 2008.
Norma (1834) – Vincenzo Bellini
En Norma volvemos a encontrar a una mujer despechada que a punto está de cometer la misma locura de Medea y matar a sus hijos. En este caso sería para castigar a Pollione por su infidelidad. Al final ya sabemos que Norma confiesa su pecado e irá voluntariamente a la hoguera. En este caso, Pollione la acompañará, admirado por la grandeza de Norma.
Vamos a ver a Montserrat Caballé y a Jon Vickers como Norma y Pollione en la mítica producción de Orange de 1974.
La juive (1835) – Jacques Fromental Halevy
La juive no se representa mucho en la actualidad, pero en su momento tuvo mucho éxito. Vale la pena verla completa y no limitarse a las arias más populares. Estamos ante una grand opéra en toda regla, posiblemente por esto no se represente tanto.
El amor imposible entre un judío y Raquel, que es quien morirá en la hoguera, es lo que basicamente nos cuenta esta ópera.
Veamos una producción de la Bayerische Staatsoper de 2016, una de las más recientes con Aleksandra Kurzak (Rachel), Roberto Alagna (Éléazar),Vera-Lotte Böcker (Eudoxie), Ain Anger (Le Cardinal Brogni). Dirige Bertrand de Billy. Dirección de escena: Calixto Bieito.
Il Trovatore (1853) – Giuseppe Verdi
Un ejemplo que no puede faltar si hablamos de fuego en la ópera es esta ópera de Verdi. La gitana Azucena vió como quemaban a su madre en la hoguera, acusada de brujería por orden del Conde de Luna. Luego, ella en venganza, quiso quemar al hijo del noble, pero se equivocó de niño y acabó quemando al suyo. Se comprende que cuando alguien quiere tirar a un niño a las llamas, esté nervioso…Total, que entonces se queda con el verdadero hijo del Conde y lo cría como propio, es Manrico, rival del otro hijo del Conde, su hermano. Ya hemos dicho muchas veces que el argumento de Il Trovatore es imposible.Pero la música es extraordinaria.
El aria Stride la vampa evoca amargos recuerdos en Azucena, que es Fiorenza Cossotto.
Los pescadores de perlas (1863) – Georges Bizet
El triángulo amoroso entre Zurga, Nadir y Léïla acaba con un poblado incendiado, hecho que librará a Nadir y Léïla de morir ejecutados por orden de Nourabad. Zurga, que ha sido el que lo ha porvocado, no huirá con ellos, permaneciendo en el poblado para recibir su castigo.
Veamos esta escena con Leïla : Sonya Yoncheva, Nadir : Dmitry Korchak, Zurga : André Heyboer, Nourabad : Nicolas Testé.
El ocaso de los dioses (1876) – Richard Wagner
Para terminar el tema del fuego en la ópera una escena de antología: la inmolación de Brunilda, que acaba arrastrando a toda la corte de dioses a la extinción al propagarse el fuego en el Wallhala.
Veamos a Anne Evans en el Festival de Bayreuth de 1992. Dirige Daniel Barenboim.
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