Despedidas en la ópera – Seis ejemplos


Despedidas en la ópera – Seis ejemplos

DESPEDIDAS EN LA ÓPERA – SEIS EJEMPLOS

 

Despedidas en la ópera

 

Introducción

La acción de decir adiós a alguien o a algo es sumamente común en la vida. En la ópera ocurre otro tanto. Serían muchísimos los ejemplos que podríamos traer en los que los protagonistas dicen adiós. Nos vamos a limitar a seis. Algunos de ellos son muy distintos, por esto son, a mi entender, unas buenas muestras del tema que hoy nos ocupa: las despedidas en la ópera.

He de decir que los fragmentos escogidos son aquellos que me han venido a la mente nada más pensar en el tema para este artículo, aunque como he dicho, hay muchísimos más.

 

Despedidas en la ópera

Como siempre vamos a ver estos seis ejemplos de despedidas en la ópera por orden de la antigüedad de su fecha de estreno.

Non più andrai farfallone amoroso – Le nozze di Figaro (Mozart) 1786

El primer ejemplo de despedidas en la ópera es de caracter bufo. De hecho será el único, los demás tienen un cariz más dramático. Decimos que es bufo pero al personaje de Cherubino seguramente no le parece nada divertido ese adiós que le canta Figaro, cuando el conde de Almaviva lo manda al ejército, harto ya de verlo revolotear como un mariposón (farfallone) alrededor de todas las mujeres del palacio, incluida la suya. Lo que le vaticinan en su futura vida es de lo más descorazonador.

Veamos a Luca Pisaroni como Figaro. Angelika Kirchschlager es Cherubino. Dirige René Jacobs (2004)

 

 

Addio, addio – Rigoletto (Verdi) 1851

Este es un adiós lleno de esperanza, como el que se dirían cualquier pareja de enamorados que esperan volver a verse. Lo que pasa es que el Duca engaña miserablemente a Gilda contándole que es pobre, estudiante y que se llama Gualtier Maldé. Se volverán a ver, pero no en circunstancias románticas o agradables, así pues, este adiós es un adiós envenenado.

Alfredo Kraus y Luciana Serra son los protagonistas. Teatro Regio di Parma 1987. Dirige Angelo Campori

 

 

Addio del passato – La traviata (Verdi) 1853

Esta es una de las despedidas en la ópera más famosas. Violetta se despide de todo su pasado, de su propia vida y de sus bellos recuerdos. Está enferma y sola, ruega a Dios para que la acoja cuando abandone este mundo. En fin, ya sabemos de que va esta obra maestra de Verdi.

Vamos a ver la interpretación de Lisette Oropesa en el Teatro Real. La soprano, cuando el público pedía el bis, hizo algo mejor aún: cantó el aria completa que, no sé el motivo, se suele cortar. AQUI dejo el texto de la misma por si alguien no lo conoce o no la ha oído nunca completa.

 

 

Non pianger mia compagna – Don Carlo (Verdi) 1867

El cuarto ejemplo de despedidas en la ópera no es tan popular, pero es de una gran belleza. Es el adiós de Elisabetta de Valois a su amiga y acompañante, la condesa de Aremberg. El rey se ha enfadado al ver que ha dejado sola a la reina y la manda de vuelta a Francia. La reina la consuela diciéndole que siempre la recordará con cariño y que su corazón la acompañará siempre.

Es una despedida cargada de tristeza que Verdi supo enmarcar con el sonido del corno inglés. Montserrat Caballé es quien la interpreta. Viena 1976.

 

 

E lucevan le stelle – Tosca (Puccini) 1900

Otra de las despedidas en la ópera más conocidas es este adiós a la vida que canta el personaje de Cavaradossi antes de ser ajusticiado. De un gran dramatismo, se despide de todo cuando más feliz era y cuando, como canta, nunca ha amado tanto la vida como en ese momento. Es uno de los grandes momentos de lucimiento del tenor en esta ópera de Puccini.

Veremos este momento interpretado por Josep Carreras en el Teatro San Carlo de Nápoles.

 

 

Addio fiorito asil – Madama Butterfly (Puccini) 1904

Este es el último ejemplo de despedidas en la ópera. Lo canta el personaje de Pinkerton cuando dice adiós a la casa donde fue feliz con Cio-Cio San, a la que abandonó. Pinkerton también engañó a la joven japonesa y cuando vuelve lo que va a provocar será un desastre. Pinkerton no resiste el peso de la culpa y deja a Sharpless, el cónsul americano, encargado de solucionar los problemas que deja atrás.

Brian Jagde, es Pinkerton, y David Bizic, es Sharpless, Metropolitan Opera House 2021-22. Dirige Alexander Soddy.

 

 

 

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