El trabajo en la ópera

EL TRABAJO EN LA ÓPERA

 

El trabajo en la ópera

 

Introducción

Para celebrar el próximo Día Internacional de los Trabajadores he pensado que, aunque no sea muy original, no estaría mal dar un repaso a ver ejemplos del trabajo en la ópera, y por lo tanto ver algunos trabajadores que aparecen como tales en los argumentos. Pensemos en óperas como Lo speziale de Haydn, que nos habla de un farmacéutico, o La finta giardiniera de Mozart, en la que vemos a una marquesa en la piel de una jardinera, o Louise de Charpentier que nos narra la vida y amores de una modistilla. Luego ya hay un número incontable de criadas, damas de compañía, algunos médicos, numerosos notarios, militares, etc.

Vamos a ver tres ejemplos del trabajo en la ópera y veremos tres tipos de trabajadores muy distintos.

 

El trabajo en la ópera

Estos son nuestros trabajadores escogidos para un día como el de hoy.

Un Maestro de capilla

El maestro de capilla (en alemán: Kapellmeister; en francés: maître de chapelle; en italiano: maestro di cappella) es un músico de experiencia y prestigio, siempre compositor, que forma, gestiona y dirige al grupo de cantores e instrumentistas responsable de la música sacra en los oficios de las iglesias, o de la música profana en las fiestas cortesanas.

Pues bien, así se  titula este intermedio musical de Domenico Cimarrosa, Il maestro di cappella de 1810. Es una escena en la que un bajo bufo o un barítono dirige una orquesta, cuyos componentes no tocan a gusto del director. Puede ser un argumento didáctico porque el espectador oye los instrumentos en momentos solistas.

Los trabajadores de la música merecen nuestro reconocimiento en un espacio como éste.

Claudio Desderi y la Orquesta del teatro San Carlo.

 

 

Un barbero

Pocos trabajadores más populares encontraremos en la ópera como este Barbero de Sevilla. La ópera de Gioachino Rossini de 1816, nos presenta a su protagonista como un solucionador de todo lo que se le presenta, no en vano es el factótum, que es aquella persona que desempeña en una casa o dependencia todos los menesteres. Eso es lo que hace Figaro además de dedicarse a su oficio de barbero.

Nadie puede dudar que el aria que vamos a oír es precisamente Largo al factotum della città. La canta John Rawnsley.

 

 

 

Un criado

En este último ejemplo del trabajo en la ópera llega también la queja y la reivindicación. Nuestro criado es Carlo Gérard, el sirviente de la condesa de Coigny, de ideas revolucionarias que acabará siendo un jefe republicano durante la Revolución Francesa. Todo esto, ya lo sabemos, ocurre en la ópera Andrea Chénier de Umberto Giordano de 1896.

Nada más empezar la ópera lo vemos en un ácida crítica a la sociedad aristocrática a la que sirve, mientras lo dispone todo para una fiesta que se va a dar en la casa. La rabia llega al límite cuando ve a su anciano padre, criado como él, cargando con un mueble a pesar de su edad.

Compiacente a colloqui es el aria que canta el barítono Piero Cappuccilli.

 

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