Geme la tortorella, aria de La finta giardiniera de Mozart

GEME LA TORTORELLA, ARIA DE LA FINTA GIARDINIERA DE MOZART

 

Geme la tortorella

 

Hoy vamos a dedicar este espacio a escuchar un aria de La finta giardiniera de Wolfgang Amadeus Mozart. Se trata de la cavatina del personaje de Sandrina, Geme la tortorella.

Esta ópera de Mozart, aunque se representa todavía, es de las menos populares del compositor salzburgués. Por este motivo, el aria que traemos hoy, posiblemente no sea de las más conocidas.

 

La finta giardiniera

La traducción al español es La jardinera fingida, y lleva el número de catálogo KV 196. El libreto se atribuyó a Raniero de Calzabigi pero actualmente se cree que es de Giuseppe Petrosellini. Esta ópera bufa en tres actos la escribió Mozart con diecinueve años. Se estrenó en Munich el 13 de enero de 1775.

En esta ópera encontraremos varias parejas enamoradas entre sí, situaciones imposibles y absurdas. Sin embargo ya se percibe la finura musical de Mozart.

Argumento

Acto I

La ópera comienza con los preparativos de la boda entre el condesito de Belfiore y Arminda, sobrina del podestà de Lagonero, Don Anchise. Belfiore es un noble huido de Milán, pues cree haber matado por celos a su amada, la marquesa Violante Onesti. Arminda, por su parte, tiene un enamorado: Ramiro, que la ama en vano.

Sin embargo, Violante vive y, disfrazada de jardinera con el nombre de Sandrina, ha entrado al servicio del podestà, así como su criado Roberto, también él como jardinero con nombre falso: Nardo. El podestà se ha enamorado de la «falsa jardinera». Violante, de incógnito, está buscando al condesito Belfiore.

Su criado, Nardo, está enamorado de Serpetta la cual, sin embargo, pretende casarse con el podestà. Al conocer Violante que el enamorado de Arminda es el condesito Belfiore, se desmaya. Belfiore, que también la ha reconocido, niega haberla encontrado nunca y el acto acaba en confusión total.

Acto II

En la casa del podestà, Arminda expresa su amor por Belfiore, mientras Nardo corteja a Serpetta. Sandrina y Belfiore se encuentran, y la joven le narra su muerte fingida. Llega entonces Ramiro, con una orden de detención contra Belfiore por la muerte de Violante: el caballero espera, de este modo, deshacerse del condesito y quedarse con Arminda al eliminar de esta manera a su rival. Sandrina lo defiende, revelando su verdadera identidad, ante la sorpresa general. Un poco más delante, sin embargo, la joven es abandonada, por culpa de la celosa Arminda, en un bosque oscuro: nada más conocerse la noticia, los hombres se lanzan a socorrerla. Sólo gracias a la luz que lleva Ramiro se puede encontrarla, mientras la presencia de un gran número de personajes en una caverna oscura genera no pocos equívocos.

Acto III

El podestà aún no se cree los acontecimientos. Arminda insiste en sus propósitos matrimoniales. En el jardín, Belfiore y Sandrina se despiertan y juran no volver a separarse. Don Anchise otorga la mano de Arminda a Ramiro. Serpetta se consolará con Nardo.

En la escena final, todos cantan alabanzas (“Viva la giardiniera!)” a la marquesa Violante Onesti.

 

El aria Geme la tortorella

Aunque a lo largo del acto I, vemos varias intervenciones del personaje de Sandrina, Geme la tortorella es su cavatina, es decir, su primera aria. En Geme la tortorella (Gime la tórtola), el personaje de Violante (Sandrina) se lamenta de su suerte y de que su amado Belfiore se vaya a casar con otra.

Geme la tortorella es un aria en el más puro estilo clásico. El personaje manifiesta un sentimiento de dolor pero lo hace de manera contenida, sin aspavientos, sin más agudos de los necesarios. Como siempre hemos dicho, Mozart, y ya lo hacía en su juventud, hace cantar a sus personajes de acuerdo con su condición. Es decir, en La finta giardiniera, Sandrina representa que es simplemente una jardinera, pero en realidad es una marquesa, es decir, una noble. En Geme la tortorella canta como la dama que es en realidad. El aria acaba como todas las arias clásicas, en reposo.

Vamos a ver a Eva Mei. Dirige la Orquesta de la Ópera de Zurich, Nikolaus Harnoncourt. Grabación de 2006.

 

 

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