La forza del destino (Verdi) – Harteros, Kaufmann

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LA FORZA DEL DESTINO (VERDI) – HARTEROS, KAUFMANN

 

Vamos a ver unos fragmentos de la producción que Martin Kusej hizo en 2014 de la ópera La forza del destino de Giuseppe Verdi para la Bayerische Staatsoper, con Anja Harteros como Leonora, Jonas Kaufmann como Don Álvaro, Vitalij Kowaljow  como el marqués de Calatrava, Ludovic Tezier como don Carlo y Heike Grötzinger como Curra. Asher Fisch dirige la orquesta.

 

A continuación dejamos el argumento de La forza del destino para refrescar la memoria.

 

ARGUMENTO

Acto I

Habitación del castillo de Calatrava, cerca de Sevilla

Don Álvaro es un joven noble de Sudamérica (presumiblemente Perú) que es en parte indio y que se ha establecido en Sevilla, donde, sin embargo, no se piensa bien de él. Se enamora de doña Leonora, la hija del marqués de Calatrava, quien, a pesar de su amor por su hija, ha decidido que ella se case sólo con un hombre de la más alta cuna. Leonora, conociendo la aversión de su padre, y profundamente enamorada de Álvaro, decide abandonar su casa y su país para fugarse con él, ayudada por su sirvienta, Curra.

Su padre entra inesperadamente y descubre a Álvaro; él lo amenaza de muerte, y, para eliminar cualquier sospecha sobre la castidad de Leonora, Álvaro ofrece entregarse al marqués. Tira su pistola con tan mala suerte que del golpe se dispara y hiere mortalmente al padre de Leonora quien muere maldiciendo a su hija.

Acto II

Cuadro I.

Taberna en las afueras de Hornachuelos

El Alcalde, varios muleteros y don Carlos de Vargas, hermano de doña Leonora, están reunidos en la cocina de una posada. Don Carlos, disfrazado como un estudiante de Salamanca, bajo el nombre ficticio de Pereda, busca vengarse de Álvaro y Leonora . Durante la cena, Preziosilla, una joven gitana, narra las fortunas de los jóvenes y los exhorta a alistarse a la guerra por la libertad de Italia, algo con lo que todos se muestran de acuerdo. Habiéndose separado de Álvaro, Leonora llega disfrazada de varón, pero se escapa sin ser descubierta por Carlos.

Cuadro II.

Atrio del monasterio

Leonora se refugia en el monasterio donde ella cuenta al abad, Padre Guardián, su verdadero nombre y que pretende pasar el resto de su vida como ermitaña. El abad le relata los desafíos por los que va a apasar. Leonora, el Padre Guardián, Fray Melitón y otros monjes se unen en oración.

Acto III
Cuadro I

Bosque próximo al pueblo italiano de Velletri, en Italia

Mientras tanto, don Álvaro se ha unido al ejército español bajo el nombre de don Federico Herreros. Una noche salva la vida de don Carlos que sirve en el mismo ejército bajo el nombre de don Félix Bornos. Se hacen amigos y van a la batalla uno al lado del otro.

Cuadro II

Habitación de los oficiales

En una de esas escaramuzas don Álvaro resulta, como él supone, mortalmente herido, y confía a don Carlos el cuidado de una valija que contiene un puñado de cartas que tiene que destruir en cuanto don Álvaro muera. Don Carlos ha jurado no mirar el contenido de las cartas, pero empieza a sospechar de su amigo. Abre la valija, encuentra el retrato de su hermana, y se da cuenta de la verdadera identidad de Álvaro. En ese momento un cirujano dice que don Álvaro puede recuperarse. Don Carlos se alegra de poder vengar la muerte de su padre.

Cuadro III

Campamento militar cerca de Velletri

Don Álvaro se ha recuperado y se enfrenta a don Carlos. Empiezan un duelo, pero los soldados los separan a la fuerza. Mientras contienen a don Carlos, el angustiado don Álvaro jura entrar en un monasterio.

Los soldados se reúnen. Trabucco, un vendedor ambulante, intenta venderles sus productos; fray Melitón los sermonea por sus comportamientos viciosos; y Preziosilla los lidera en un coro en alabanza de la vida militar.

Acto IV

Cuadro I

El monasterio

Don Álvaro ha ingresado en el monasterio de Hornachuelos, cerca de donde está la cueva de Leonora, con el nombre de Padre Rafael. Don Carlos llega y le fuerza a luchar

Cuadro II

Exterior de la cueva donde vive Leonora

Leonora reza para encontrar la paz en la muerte. Álvaro entra, pidiendo ayuda, después de haber herido mortalmente a don Carlos en su duelo. Los dos amantes se reconocen. Leonora sale de escena para ver a su hermano, quien, mientras ella se inclina hacia él, la apuñala en el corazón. Leonora regresa con el Padre Guardián; él y don Álvaro rezan al cielo mientras ella muere.

 

En primer lugar veremos el dúo del acto I, cuando Leonora y don Álvaro deciden huir a pesar de la oposición del padre de ella, con tan mala suerte que éste les sorprende en el último minuto y por fatalidades del destino (oiremos el leitmotiv del destino cuando el padre se enfrenta a don Álvaro, con ello Verdi ya nos anuncia que algo fatal va a suceder). Este es el texto traducido del dúo:

 

ÁLVARO
¡Ah! ¡Para siempre, mi bello ángel,
nos une en este momento el Cielo!
Con este abrazo,
el universo se llena de alegría.

LEONOR
¡Don Álvaro!

ÁLVARO
¡Cielos! ¿Qué te inquieta?

LEONOR
Se acerca el día…

ÁLVARO
Hace rato
que mil dificultades
me impiden entrar en tu casa.
Pero al amor, si es puro y santo,
nada puede oponérsele;
y Dios, nuestros latidos,
en alegría ha mudado.

(a Curra)

Arroja esta capa por el balcón…

LEONOR
(a Curra)
¡Deténte!

ÁLVARO
(a Curra)
¡No, no!…

(A Leonor)

¡Sígueme!
Abandona tu prisión…

LEONOR
¡Cielos! No puedo decidirme.

ÁLVARO
Rápidos corceles nos esperan:
un sacerdote aguarda ante el altar…
¡Ven, refúgiate en el regazo del amor,
que Dios desde el cielo nos bendecirá!
Y cuando el sol, deidad de la India,
señor de mi real estirpe,
inunde el mundo con su esplendor,
desposados, oh amada mía, nos encontrará.

LEONOR
Se hace tarde…

ÁLVARO
(a Curra)
¡Rápido, apresúrate!

LEONOR
(a Curra)
Espera un poco.

ÁLVARO
¡Leonor!

LEONOR
Mañana…

ÁLVARO
¿Qué dices?

LEONOR
Te lo suplico, espera.

ÁLVARO
(Muy contrariado)
¿Mañana?

LEONOR
Mañana marcharemos.
Una vez más a mi padre,
pobre padre, deseo ver;
te alegras de ello… ¿no es verdad?
Sí, porque me amas… no debes oponerte…
También yo, bien lo sabes… ¡te amo tanto!
¡Soy feliz!… ¡Oh cielos, y cuánto!…

(Llora)

¡Mi corazón rebosa de alegría! Quedémonos…
¡Sí, Álvaro mío, te amo!… ¡Te amo!…

(El llanto la ahoga)

ÁLVARO
¡Lleno de alegría…
y lágrimas está tu corazón!
¡Tu mano está tan fría como el sepulcro!
Lo entiendo todo… todo, señora…

LEONOR
¡Álvaro! ¡Álvaro!

ÁLVARO
¡Leonor!
Sufriré en soledad. No quiera Dios
que sigas mis pasos por flaqueza.
Te libero de tu juramento. La antorcha nupcial
sería para nosotros señal de muerte.
Si no me amas como yo; si, arrepentida…

LEONOR
(interrumpiéndolo)
Soy tuya, tuyos mi corazón y mi vida.
¡Ah! ¡Seguirte hasta el último
confín de la tierra;
desafiar contigo sin miedo,
el cruel destino de la guerra,
se me antoja gozo perenne
de etérea voluptuosidad!
Te sigo… Vayamos,
separarnos el Destino, no, no, no podrá.

ÁLVARO
Suspiro, luz y alma
de este corazón que te ama.
Mientras me quede un soplo de vida,
complacer tus anhelos
será para mi
el solo y único deseo.
Sígueme… Vayamos,
Separarnos el destino, no, no, no podrá.

LEONOR
Te sigo, Vayamos,
separarnos el destino, no, no, no podrá

ÁLVARO
Sígueme… Vayamos,
separarnos el destino, no, no, no podrá.

(Se dirigen hacia la terraza, cuando
al cabo de un rato a la izquierda
se oye un abrir y cerrar de puertas )

LEONOR
¿Qué ruidos son ésos?…

CURRA
(escuchando)
¡Alguien sube por la escalera!

ALVARO
¡Vámonos!

LEONOR
¡Vámonos!

ÁLVARO Y LEONOR
Te sigo / Sígueme. Vayamos
separarnos el destino, no, no, no podrá.

(Se dirigen rápidamente hacia el balcón)

LEONOR
¡Demasiado tarde!

ÁLVARO
Mantengamos la calma.

CURRA
¡Virgen Santa!

LEONOR
(a Don Álvaro)
¡Escóndete allí!

(Señalando su habitación)

ÁLVARO
(Saca una pistola)
¡No! Debo defenderte.

LEONOR
¡Guarda el arma!…
¿Contra mi padre quieres…?

ÁLVARO
No; contra mí mismo…

(Devuelve a su lugar la pistola)

LEONOR
¡Qué horror!

(Después de varios golpes, se abre con
estrépito la puerta, y entra el Marqués de
Calatrava, furioso, blandiendo su espada
y seguido por dos sirvientes con luces)

MARQUÉS
¡Vil seductor!… ¡Hija infame!

LEONOR
(corriendo a sus pies)
¡No, padre mío!…

MARQUÉS
¡Ya no lo soy!

ÁLVARO
Soy yo el único culpable.

 

 

Y a continuación el aria del acto III La vita è inferno all’infelice…O tu, che in seno agli angeli, que canta el personaje de don Álvaro. En esta aria,  don Álvaro deja ver toda su nostalgia por Leonora a la que cree muerta. Un aria de las más difíciles para tenor que escribiera Verdi.

 

Traducción del texto

 

ÁLVARO
La vida es un infierno para el infeliz…
¡En vano deseo la muerte!
¡Sevilla!
¡Leonor!
¡Qué recuerdos!
¡Oh noche que me quitaste toda la dicha!
Seré eternamente desgraciado, está escrito.
Del yugo extranjero, quiso mi padre
liberar a su tierra natal
y, uniéndose
a la última de los incas,
confió en ceñirse la corona.
¡Vano intento!
¡Nací en una cárcel;
el desierto me educó;
vivo porque se desconoce
mi real estirpe!
¡Mis padres soñaban con un trono
y les despertó el hacha!
¿Cuándo acabarán
mis desventuras?
Oh tú, que al seno de los ángeles,
eternamente pura
ascendiste bella, incólume,
de la mortal desdicha;
no olvides volver tus ojos
hacia mi miseria.
Pues sin nombre y desterrado,
odiado por el destino,
pido anhelante,
pobre de mí,
encontrar la muerte.
¡Leonor, socórreme!
Ten piedad para mis sufrimientos.
¡Ten piedad de mí!

 

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