La forza del destino de Giuseppe Verdi – Historias de la ópera

LA FORZA DEL DESTINO DE GIUSEPPE VERDI – HISTORIAS DE LA ÓPERA

 

La forza del destino

 

Introducción

La ópera, como género, tiene su historia; pero detrás de cada ópera que se ha escrito a lo largo de los siglos hay también una historia. La ópera de la que vamos a hablar hoy, y que podremos ver completa, tiene la suya y es bastante curiosa. Se trata de La forza del destino de Giuseppe Verdi y un libreto, no muy afortunado, de Francesco Maria Piave. Esta ópera sufrió varios cambios y revisiones y no pocos contratiempos. Todo esto lo iremos viendo.

 

La forza del destino

Esta ópera en cuatro actos se estrenó en San Petersburgo, porque fue un encargo del Teatro Bolshói Kámenny que luego sería el Teatro Mariinski.

Esta ópera es una tragedia horrible, casi todos los personajes principales mueren y en la versión original, aún más. Tanto es así que Verdi le dijo al libretista Piave «Tendríamos que pensar en un nuevo final, y buscar la manera de evitar todos estos cadáveres». El argumento presenta algunas incongruencias bastante notables que se perdonan porque la música es bellísima, con algunos pasajes que están entre lo mas logrado de la obra verdiana.

A medida que contemos el argumento, señalaremos lo que vamos a llamar fallos de guión.

 

Personajes

El marqués de Calatrava – Padre de Leonora y de don Carlos.

Leonora – Hija del anterior y enamorada de Álvaro.

Don Álvaro – Noble inca enamorado de Leonora.

Don Carlos – Hermano de Leonora y rival de don Álvaro.

Padre Guardian – Religioso franciscano.

Fra Melitone – Monje sin mucha vocación y bastante grosero.

Curra – Criada de Leonora, bastante incompetente

Trabuco – Vendedor de baratijas

Preziosilla – Cantinera del ejército

Alcalde – Papel episódico

Un cirujano – Papel muy breve

Coro.

 

Argumento

La acción transcurre en Sevilla a finales del 1700. A Verdi le atraía todo lo español.

Hay que destacar la Obertura que es de lo más popular y que no existía en la versión original. En ella encontramos el leitmotiv del destino que lo personifica una rueda. La rueda del destino que gira inexorablemente. Tras ella empieza el acto I.

Acto I

El padre de Leonora la sorprende en su habitación con don Álvaro. El marqués de Calatrava desaprueba esta relación y no le gusta nada encontrar a su hija en sus estancias con el joven. De hecho, los dos están planeando huir para casarse. Don Álvaro intenta aclarar la situación para dejar el honor de Leonora fuera de toda duda, pero el padre no está para explicaciones. Don Álvaro, en señal de buena voluntad, arroja su pistola al suelo con tan mala suerte que se dispara y hiere al marqués que morirá maldiciendo a su hija. En negrita, la primera incongruencia ya que es bastante dificil de creer.

Acto II

Estamos en un aldea de España. Leonora, dsifrazada de hombre, está bastante perturbada ya que ha perdido toda traza de don Álvaro tras la fatídica noche y llega a una posada. En ella, están cenando el alcalde, otras personas y don Carlos, hermano de Leonora, que se hace pasar por estudiante de Salamanca bajo el falso nombre de Pereda, (alos falsos nombres nos tendremos que ir acostumbrando a lo largo de La forza del destino). En esta taberna también se produce una de las escenas que si no se hubieran escrito, no pasaría nada, es una escena prescindible, que corre a cargo de Preziosilla que anima a los jóvenes a alistarse para ir a la guerra para la libertad de Italia. Leonora se marchará sin que su hermano la descubra.

Se dirigirá a un convento y allí contará la verdad al padre Guardian sobre su identidad y los motivos que la han llevado hasta allí. El buen sacerdote le ofrecerá cobijo en una de las cuevas donde vivirá como una ermitaña alejada de todos. Al menos eso es lo que pensamos.

Acto III

Mientras Leonora está en su cueva, la acción nos vuelve a traer a los personajes de don Álvaro y don Carlos. El primero se ha unido al ejército español bajo el nombre de don Federico Herreros. Se encuentra abrumado por la culpa y añora a Leonora.

Un día salva la vida a otro soldado que, ¡oh coincidencia!, resulta que es don Carlos. Recordemos que el objetivo de la vida de don Carlos es encontrar a Leonora y a don Álvaro para vengar la muerte de su padre. Pues bien, don Álvaro y don Carlos no se reconocen y además se hacen los mejores amigos, otra cosa que requiere de mucha fe para creer que pueda ser verdad.

Como estamos en la guerra, ahora es don Álvaro el que resulta herido. Creyendo que va a morir le dice a su amigo Carlos, que queme una carta que hay en una maleta suya. Carlos acepta y lo que encuentra junto a la carta es un retrato de su hermana. Entonces sí que reconoce a don Álvaro, y cuando se ha repuesto lo reta a duelo, pero los otros soldados los separan.

Acto IV

Como si no hubiera otro lugar en España, al convento donde en su día fue a parar Leonora, se encuentra un tal padre Rafael, que no es otro que Álvaro. Y el que va a llegar allí buscándole no va a ser otro que don Carlos. Aquí otra coincidencia que francamente cuesta tragar. Sea como fuere, Álvaro le pide perdón a Carlos por el accidente que mató a su padre. Sin embargo, Carlos no sólo no lo perdona sino que se enzarzará en una pelea con él.

Álvaro lo herirá mortalmente. El joven no puede sentirse más desafortunado porque piensa que se ha cargado al padre y al hermano de su amada. Casualmente va a llamar a una puerta de cierra una cueva. Naturalmente, quien saldrá no será otra que Leonora. Ésta sí que reconoce a Álvaro. Cuando le cuenta lo que ha sucedido, ella acude a ver a su hermano quien aún tendrá fuerzas para herirla de muerte.

Y don Álvaro no muere de casualidad, porque en la versión original también moría. Podríamos decir que se salva por una revisión.

Y aí se acaba esta tragedia.

 

Una ópera gafe

La verdad es que un poco lo es. Ya hemos dicho que se estrenó en San Petersburgo en noviembre. Pero se debía haber estrenado antes. Esto fue porque la prima donna cayó enferma y todo se paralizó de enero a noviembre de 1862. Recordemos que Verdi vivía en Italia o en París, así que ir desde allí a San Petersburgo no era una comodidad, pues bien, tuvo que hacer ese recorrido más de una vez.

Para colmo y confirmación de que La forza del destino tiene como mínimo mala pata, la noche del 4 de mayo de 1960, sobre el escenario del Metropolitan Opera House de Nueva York, el barítono norteamericano Leonard Warren falleció mientras cantaba É salvo! O gioia!.

 

Nuestra versión

Avisados de todas estas situaciones que hacen que las patas de esta obra se tambaleen un poco, es una ópera para disfrutar de la música y las voces.

Lo haremos con esta versión de la Ópera de Viena con su orquesta Filarmónica dirigida por Zubin Mehta. La dirección de escena es de David Poutney.

Los tres papeles principales son para Nina Stemme, Salvatore Licitra y Carlos Álvarez.

 

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