Aria de Arnold – Guillaume Tell (Rossini)

ARIA DE ARNOLD – GUILLAUME TELL (ROSSINI)

 

Aria de Arnold

 

Introducción

Hoy vamos a escuchar una de esas arias que, si se cantan bien, hunden los teatros a fuerza de aplausos. Porque es un aria bonita, porque es muy exigente y porque tiene una gran fuerza dramática.

El aria de Arnold es un aria para tenor, pero no para cualquier tenor. De ahí que la ópera Guillaume Tell de Rossini, no sea de las más representadas porque los papeles protagonistas, y el de Arnold en especial, tienen altísimas exigencias vocales.
Tras esta obra vino el silencio. Rossini viviría más de 30 años tras su estreno, pero no realizó ninguna aportación más al campo operístico. Se ha especulado mucho sobre esto, dando diversas razones sobre su retiro: cansancio, problemas de salud, falta de creatividad… sin que ninguna haya sido del todo satisfactoria.
Una teoría que quiere explicar este silencio de Rossini tras Guillaume Tell, es la llegada del romanticismo. Con el nuevo movimiento se introdujeron cambios en la vocalidad. Los do4 de Arnold se cantaban antes en falsete. Al cantarlos en voz de pecho, las sonoridades previstas por Rossini, no eran las que él quería. Quien sabe si después de esto, Rossini pensó que su aportación ya estaba más que cumplida, y dejó paso a todos los que le siguieron.

Aria de Arnold

El título es Ne m’abandonne pas…Asile héréditaire…Amis, amis y se encuentra en el acto IV de la ópera.

Arnold visita la casa de Melchtal, su padre, quemada por los austríacos. La ira patriótica lo sacude Arnold y se acrecienta cuando llegan los futuros confederados, reforzando su deseo de venganza. Fortalecido, Arnold les enseña el depósito de armas reunido por su padre y Tell. Viendo a los hombres armados, Arnold se lanza a una de las piezas más exigentes de la ópera (Amis, amis, secondez ma vengeance – «Amigos, amigos, ayudadme en mi venganza»): resueltos, se van a liberar Altdorf y a Tell.

Realmente la cabaletta del aria de Arnold es pura piroctecnia vocal al alcance de muy pocos actualmente. Oigamos a Michael Spyres.