ANÉCDOTAS SOBRE TOSCA DE PUCCINI – ANÉCDOTAS DE ÓPERA
Cuando se produce un terremoto, normalmente después se producen réplicas. Después de la Tosca en La Scala, que como toda prima del teatro milanés, es un auténtico terremoto en el mundo de la lírica, vamos a seguir hablando de esta ópera de Puccini. Sin embargo en esta ocasión vamos a recordar una serie de anécdotas sobre Tosca. Algunas son divertidas, otras no tanto.
Tosca antes de Puccini
Antes de hablar de las anécdotas sobre Tosca de Puccini, recordemos la trágica consecuencia que tuvo para Sarah Bernhardt una representación de la obra teatral de Victorien Sardou.
En Rio de Janeiro, en el teatro de la Ópera, se representaba este drama. Sarah Bernhardt era la protagonista. Todos sabemos que al final la protagonista se lanza desde lo alto de Castel Sant’Angelo. Un final muy dramático siempre, pero en esta ocasión fue trágico. La actriz se lanzó al vacío pero alguien había retirado los colchones que mitigaban su caída. La consecuencia fue que la actriz se rompió una pierna. Esto no fue lo peor. Embarcó a los pocos días hacia Nueva York sin haber hecho más que unas someras curas. La pierna empeoró y meses más tarde tuvieron que amputársela.
Anécdotas sobre Tosca de Puccini
Ahora sí que nos vamos a centrar en las diversas anécdotas sobre Tosca que se han ido produciendo a lo largo de la historia. Lo cierto es que es una ópera que ya se estrenó con anécdota. Lo podemos leer AQUI.
Y una curiosidad antes de empezar con las anécdotas sobre Tosca. En esta ópera todos los personajes son conocidos por sus apellidos, y algunos ni tan siquiera por eso. Por ejemplo, sabemos que la protagonista se llama Floria Tosca. Ella se pasa la ópera repitiendo mil veces el nombre de su amado Mario, al que todos llamamos Cavaradossi. El barón Scarpia se llama Vitellio, pero jamás sale este nombre de pila en la ópera. Angelotti, se llama Cesare y el Sacristán lleva el nombre de Eusèbe.
Ya sabemos algo más, ahora vamos con las verdaderas anécdotas sobre Tosca.
A falta de fusiles
En una ocasión en el último acto cuando Cavaradossi debe ser abatido por los disparos de fusil de los soldados, éstos no dispararon. El tenor que interpretaba el personaje pensó que morir debía morir, así que se lanzó al suelo en lo que parecía más un ataque al corazón que una muerte por disparos.
Disparos de verdad
Sucedió en Macerata en 1995. Y nos encontramos ante la misma escena. El tenor era Fabio Armiliato. Para esa representación un coleccionista de armas antiguas prestó la suya. Lo que no se controló fue que dsiparaba de verdad. El pobre Armiliato no cayó al suelo como exige el guión sino que gritó pidiendo socorro. Le habían herido de verdad ante el espanto de la soprano Raina Kabaivanska y de los 2.500 espectadores del Sferisterio. Naturalmente se suspendió la función.
El fusilamiento de la soprano
Seguimos en la misma escena. Ya vemos que los fusilamientos dan para mucho. Sucedió en la Staatsoper de Viena. Tosca era Montserrat Caballé. El teatro, para la escena del fusilamiento, contrató a soldados del ejército austríaco. No se debían saber muy bien el guión, ellos iban a disparar y punto. Pues bien, el tenor que interpretaba a Cavaradossi tuvo un ataque de tos y salió un momento del escenario. Sale el pelotón y a la única que ven es a Montserrat Caballé, rodilla en tierra se disponían a cumplir con su cometido, pero Caballé gritó: Eso si que no! A mi no me fusila nadie!. También se paró la función, pero esta vez entre risas.
No hay puñal
En el segundo acto, cuando Tosca da muerte a Scarpia lo suele hacer con un cuchillo que está en la mesa donde Scarpia tenía su cena y que ella coge para defenderse. Pues bien, en una ocasión no había cuchillo. Tan sólo una cesta de frutas con plátanos. Durante un tiempo se decía que Scarpia había muerto a base de golpes de plátano.
Y no hay soprano
Esta es una de las últimas anécdotas sobre Tosca que se han producido en nuestros teatros y una de las más conocidas. Se trata de la que protagonizaron Jonas Kaufmann y Angela Gheorghiu en Viena en 2016. Kaufmann hizo el bis del aria E lucevan le stelle, y a éste le siguieron unos buenos minutos de aplausos. Tras ellos debía aperecr la soprano, Gherorghiu, pero…no apareció. El tenor canturreó «Non abbiamo soprano» (No tenemos soprano). Más risas y las disculpas del tenor.
Veamos este momento.
Hay bastantes más anécdotas sobre Tosca: sillas rotas, tropezones con alfombras, lapsus de los cantantes (como el que tuvo la misma Anna Netrebko en la prima de La Scala este año) y otras cosas más. Lo que es cierto, anécdotas aparte, es que esta ópera despierta siempre interés y la mayor parte de las veces, emoción.
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