ARIA DE AGATHE DE EL CAZADOR FURTIVO (WEBER)
Introducción
Cuando en su día hablamos de Carl Maria Von Weber pusimos unos fragmentos de su ópera El cazador furtivo. Hoy ampliamos esta selección con el aria de Agathe, Und ob die Wolke sie verhülle. La interpreta la soprano Jeanine de Bique. La acompaña la Konzerthausorchester Berlin bajo la dirección de Christoph Eschenbach. Esta representación se celebró con motivo del doscientos aniversario del estreno de la ópera de Weber. La dirección escénica corrió a cargo del grupo La Fura dels Baus.
El aria de Agathe es de una gran belleza que merece la pena recordar.
Algo sobre El cazador furtivo
Si alguien no conoce la ópera lo que va a encontrarse es con un relato sobrenatural en tres actos, con final feliz. Esto último no es muy frecuente en el periodo del romanticismo, donde lo habitual era que todo acabara mal, a no ser que fuera una ópera bufa o semiseria. Esta obra está considerada como la primera ópera romántica alemana. Se caracteriza por basarse en relatos populares y elementos místicos o sobrenaturales.
En la conocida Obertura hay también una novedad. Fue la primera ópera en la que en el comienzo se incluyeron melodías completas de la ópera que sigue.
La música de El cazador furtivo es de una variedad increíble. Hay grandes escenas cantadas, canciones de burla, coros de cazadores, un baile tirolés, una aria con forma de polonesa… La orquesta tiene también muchos momentos de lucimiento en sus solos instrumentales.
Una ópera que merece ser vista y disfrutada en su totalidad.
Aria de Agathe
A la Agathe que está rezando, porque el aria de Agathe es una oración, Weber le asignó un solo de violonchelo. Esta aria se encuentra en el acto III.
Este es el texto traducido:
ARIA DE AGATHE
(Vestida de novia, de blanco,
está arrodillada ante el altar)
Aunque las nubes lo oculten,
el sol permanece en el firmamento;
allí gobierna una Voluntad Divina,
¡el mundo no sirve a un azar ciego!
La mirada eternamente pura y clara
¡mira con amor sobre todas las criaturas!
También el Padre cuida de mí,
y en Él confío con corazón y mente de niña,
y aunque ésta fuera mi última mañana
y me llamara su paternal palabra
su mirada eternamente pura y clara,
¡velaría por mí con amor!