Escena Gran Inquisidor (Don Carlo, Verdi)

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ESCENA GRAN INQUISIDOR (DON CARLO, VERDI)

 

La ópera Don Carlo de Giuseppe Verdi es una de las grandes creaciones de este compositor. Basada en la obra homónima de Schiller, los libretistas Joseph Méry y Camille du Locle crearon un libreto en francés para que Verdi escribiera la música para esta ópera destinada a estrenarse en la Ópera de París el 11 de marzo de 1867. Posteriormente se hizo la versión italiana que se estrenó en el 10 de enero de 1884. Es la ópera de Verdi que ha sufrido más revisiones y cambios.

 

En un brevísimo resumen el argumento es el siguiente: La historia se basa en conflictos en la vida del príncipe Carlos (1545–1568) después de que su prometida, Elisabetta de Valois, se casara en lugar de con él, con su padre el rey Felipe II como parte del tratado de paz que puso fin a la guerra italiana de 1551-1559 entre las Casas de Habsburgo y Valois; aparecen la Contrarreforma, la Inquisición y la rebelión de los calvinistas en Flandes, Brabante y Holanda.

 

En Don Carlo encontramos la historia de amor entre el príncipe y su madrastra, pero también y de una gran importancia la lucha entre libertad contra la opresión política y religiosa, representadas en los personajes de Felipe II y el Gran Inquisidor. La escena que podemos ver a continuación es precisamente una de los grandes momentos de la ópera: el dúo entre el Gran Inquisidor y el rey Felipe II, en el acto IV de la versión italiana.

 

La escena que nos llevará a este diálogo empieza con el rey a solas en su cuarto, es el momento de la gran aria Ella giammai m’amò que interpreta Ferruccio Furlanetto. En esta primera parte el rey manifiesta sus problemas de conciencia porque tiene que denunciar a su propio hijo, Don Carlo, por haberse enfrentado contra él defendiendo los intereses del pueblo de Flandes. Además se lamenta de que su esposa Elisabetta no lo ha amado nunca.

 

Debido a todas estas dudas, el rey ha llamado al Gran Inquisidor, el anciano ciego y nonagenario pero que gobierna con mano de hierro la vida religiosa en España, y por ende, la política también. Para el Gran Inquisidor lo de menos es la muerte del infante Don Carlo. La unidad de la fe está amenazada por el marqués de Posa, amigo de Felipe II y de Don Carlo. El marqués de Posa debe morir. Los dos poderes se enfrentan: el político y el religioso.

Esta grandiosa escena se ve reforzada por la música, que ataca en grandes crescendos a medida que el Inquisidor da sus órdenes. Verdi demuestra una vez más su visión de gran hombre de teatro al crear esta escena de confrontación con estas dos voces de bajo que representan dos voluntades inquebrantables que luchan entre sí.

Esta situación tenía una gran importancia en el momento en que Verdi escribió la ópera ya que hacia 1867 se empezaba a plantear la separación entre Iglesia y Estado. Esta escena refleja claramente la problemática que existía en los siglos XVIII y XIX.

 

A continuación dejamos la traducción del texto de la escena entre el Gran Inquisidor, Eric Halfvarson y el rey Felipe II que vuelve a ser Ferruccio Furlanetto. Es una producción de la Royal Opera House de 2008, con dirección escénica de Nicholas Hytner y la musical a cargo de Antonio Pappano.

 

EL INQUISIDOR

En el suelo hispano jamás dominó la herejía;
pero hay quien quiere minar la obra divina.
El amigo del rey, su fiel compañero,
el demonio tentador que lo impulsa a la ruina.
De Carlos, la traición que tanto te irritó
es, en comparación, un juego fútil.
Y yo, el inquisidor,
yo que he levantado a menudo mi mano poderosa
sobre la vil horda de herejes,
por grande que fueran aquí abajo,
olvidando mi fe,
tranquilo dejo andar a un gran rebelde…
y el rey.

FELIPE
Para soportar los hirientes días que vivimos
en vano he buscado en mi Corte
a aquél que deseo, ¡Un hombre!
¡Un corazón leal! ¡Y lo he encontrado!

EL INQUISIDOR
¿Por qué un hombre?
¿Por qué entonces ostentas el nombre de rey?
Señor, ¿es que hay alguien que os iguale?

FELIPE
¡Ya basta, hermano!

EL INQUISIDOR
¡Las ideas del inovador han penetrado en ti!
Pretendes sacudirte, con tu débil mano,
el yugo santo que cubre a todo el orbe romano.
Vuelve a tu deber.
La Iglesia, al hombre que confía,
al que se arrepiente,
puede ofrecerle venia completa.
Te pido al señor de Posa.

FELIPE
¡No! ¡jamas!

EL INQUISIDOR
¡Oh, rey! Si no estuviese contigo en palacio
hoy mismo, lo juro por Dios,
mañana estaríais preso ante el Gran Inquisidor
en el tribunal supremo.

FELIPE
¡Hermano!
¡Demasiado estoy sufriendo ya tu crueldad!

EL INQUISIDOR
¿Por qué evocar ahora la sombra de Samuel?
He dado ya dos reyes
a tu reino poderoso…!
¡Esa gran obra quieres tú destruir, loco!
¿Para qué estoy yo aquí?
¿Qué quiere el rey de mí?

(A punto de irse)

FELIPE
Padre mío, que entre nosotros haya paz.

EL INQUISIDOR
¿Paz?

FELIPE
Olvidar debes todo lo que ha pasado.

EL INQUISIDOR
Tal vez.

(Se va.)

FELIPE
(A solas)
¡Así, pues, el trono
debe plegarse siempre al altar!…

 

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