ARIAS DE VERDI. O DON FATALE (DON CARLO)
O don fatale es el aria principal del rol de la princesa de Eboli en la ópera Don Carlo de Giuseppe Verdi.
El papel de la princesa de Eboli es para mezzosoprano o para una soprano dramática, algo a lo que Verdi no ponía ninguna objeción siempre y cuando la soprano tuviera la garra y la fuerza que exige este personaje.
Esta extraordinaria aria, una auténtica aria de bravura, tiene lugar en el acto IV de Don Carlo. La princesa de Eboli se ha quedado a solas con Elisabetta. Le confiesa sus culpas y la mayor de todas ellas: ha sido la amante del rey. Elisabetta que estaba dispuesta a perdonarla, no puede pasar por alto esta grave afrenta y le ordena que abandone el palacio y que en un día se vaya a un convento o se exilie. Cuando la princesa de Eboli se queda sola es cuando considera que su belleza ha sido un don fatal y cruel para ella. Se irá, pero antes quiere reparar todo el mal que ha hecho salvando la vida de don Carlo.
Texto traducido
¡Oh, don fatal, oh, don cruel,
que en su furor, me hizo el cielo!
Tú que nos haces tan frívolas, tan altivas,
te maldigo, ¡oh, belleza mía!
Verter, verter el llanto mío;
es lo único que puedo hacer.
Esperanza no me queda; sólo sufrir.
Mi delito es tan horrible
que no podré nunca expiarlo…
¡Oh, mi Reina! Yo te sacrifiqué
al loco error de este corazón.
¡Sólo en el claustro podré al mundo
ocultar mi dolor!
¡Oh, cielos! ¿Y Carlos?
¡A la muerte, mañana lo veré caminar!
¡Ah! Me queda un día; la esperanza me sonríe,
¡Bendito sea el cielo! ¡Lo salvaré!
Hemos elegido la interpretación de Fiorenza Cossotto, esta mezzosoprano hace una muy buena interpretación de esta aria, incluyendo el Ah! sobreagudo que dice tras ti maledico, o mia beltà! (te maldigo, ¡oh, belleza mia!), algo que en muchas representaciones se elimina por la dificultad que supone para la interprete.