DON CARLO : AUTO DE FE – MUTI, MILNES, PAVAROTTI
Vamos a ver la impresionante escena del acto III del Auto de fe de la ópera Don Carlo de Giuseppe Verdi. Petenece a la producción del Teatro alla Scala de 1992 con Riccardo Muti al frente de la orquesta, Samuel Ramey como Filippo II, Luciano Pavarotti como Don Carlo, Paolo Coni como Don Rodrigo y Daniela Dessì como Elisabetta.
La acción se sitúa en una gran plaza frente a Nuestra Señora de Atocha, donde se va a celebrar un auto de fe. El pueblo espera a los monarcas y los monjes pasan con los condenados por la Inquisición. Tras la llegada de los reyes, aparece Don Carlo que presenta ante su padre a seis diputados flamencos que reclaman un trato más humano para su patria. A pesar de la indignación del rey, Don Carlo reclama la corona de Flandes para él y lo amenaza con la espada. El rey pide que se le desarme, y al no hacerlo nadie, es don Rodrigo quien se la quita, momento en el que se oye el leitmotiv de la amistad de Don Carlo y Rodrigo, que lo hace precisamente para evitar un mal mayor para su amigo, pero Don Carlo se siente traicionado. Don Carlo será encarcelado y el auto de fe continúa. Los condenados van a morir y se oye una voz del cielo que les da animos para soportarlo.
Dejamos a continuación la traducción de este Auto de fe de la ópera Don Carlo.
EL HERALDO REAL
¡Ábrase ahora la puerta del templo!
¡Oh, mansión del Señor: ábrete ya!
Sagrario venerado,
¡danos a nuestro Rey!
CORO GENERAL
¡Que se abra la puerta del templo!
¡Oh, mansión del Señor: ábrete ya!
Sagrario venerado,
¡danos a nuestro Rey!
FILIPPO
Al posar sobre mi cabeza la corona,
pueblo, he jurado al cielo, que me la da,
dar muerte a los reos a fuego y espada.
CORO
¡Gloria a Felipe! ¡Gloria al cielo!
ELISABETTA
¡Carlos aquí! ¡Oh, cielos!
RODRIGO
¡Qué idea lo impulsará!
FILIPPO
¿Quiénes son los que se postran ante mí?
DON CARLO
Son mensajeros de Brabante y de Flandes
que tu hijo presenta ante el Rey.
LOS DIPUTADOS
Señor, no, la última hora aún no se ha escrito
para los flamencos dolientes.
Todo el pueblo te implora.
Haz que el llanto no lo oprima siempre,
si tu piadoso corazón,
la clemencia y la paz buscaba en el templo,
ten piedad de nosotros,
y salva nuestra tierra
¡oh, Rey! que recibes tu poder de Dios.
FILIPPO
A Dios fuisteis infieles,
e infieles a vuestro Rey,
son los flamencos pues, rebeldes hacia mí.
¡Guardias, que se alejen de mi presencia!
LOS FRAILES
¡Ah, son infieles,
no tienen la fe de Dios!
¡Ved en ellos sólo rebeldes!
¡Todo el rigor del Rey se merecen!
DON CARLO, ELISABETTA, RODRIGO,
LOS FLAMENCOS Y TODO EL PUEBLO
Sobre ellos extienda el Rey su mano soberana.
Encuentra tu piedad, señor, en el dolor de los
flamencos, en su martirio, antes de morir.
Él manda ya su último suspiro.
DON CARLO
Señor; es tiempo de que yo viva.
Estoy cansado de continuar esta vida oscura,
en esta tierra.
Si Dios quiere que tu cetro
ésta mi frente, a ceñir venga un día,
prepara para España un rey digno de ella.
¡Dame Brabante y Flandes!
FILIPPO
¡Insensato! ¿A pedir tanto te atreves?
¿Quieres que, yo mismo, ponga en ti el acero
que un día inmolaría al propio Rey?
DON CARLO
¡Ah! Dios nos lee el corazón;
y tiene que juzgarnos.
ELISABETTA
¡Yo tiemblo!
RODRIGO
¡Se pierde!
DON CARLO
¡Yo, aquí lo juro al cielo:
seré tu salvador, pueblo flamenco!
CORO
¡El acero! ¡Ante el Rey!
¡El infante esta fuera de sí!
FILIPPO
¡Guardias, desarmadlo!
¡Señores, sostén de mi trono,
desarmadlo…! Pero, ¿qué? ¡Nadie?
DON CARLO
Muy bien, ¿quién osa de entre vosotros?
A este acero, ¿quién escapará?
RODRIGO
¡A mí, el hierro!
DON CARLO
¡Oh, cielos! ¡Tú, Rodrigo!
CORO
¡Él! ¡Posa!
FILIPPO
Marqués: sois duque.
¡Vamos ahora a la fiesta!
CORO DEL PUEBLO
Despunta el día de la exaltación,
¡honores al más grande de los reyes!
En él deposita el pueblo su confianza,
el mundo esta postrado a sus pies.
CORO DE FRAILES
Despuntó el día, el día del terror,
el tremendo día, el día funesto.
¡Gloria al cielo!
UNA VOZ DEL CIELO
Volad hacia el cielo; volad, pobres almas.
¡Corred a gozar de la paz del Señor!
DIPUTADOS FLAMENCOS
¡Y puedes sufrirlo, oh, cielo!
¿No apagas esas llamas?
¡En nombre tuyo se enciende
este fuego castigador!
¡Y en nombre del Señor
la enciende el opresor!