LASCIA CH’IO PIANGA – JOYCE DIDONATO
En su último trabajo, In War & Peace – Harmony through Music, la mezzosoprano Joyce DiDonato ha incluido esta famosísima y bellísima aria, Lascia ch’io pianga de la ópera Rinaldo de G. F. Handel. No vamos a descubrir la sensibilidad y calidad de DiDonato, que ha realizado un fantástico videoclip para promocionar el álbum.
Hablemos un poco de esta aria que hemos oído infinidad de veces e interpretada por los más diversos cantantes, además de formar parte de numerosas bandas sonoras e incluso la hemos oído en publicidad.
La melodía para la canción comenzó como una sarabanda en la ópera Almira, de 1705. Como un aria fue usada por primera vez en 1708 en el oratorio Il trionfo del Tempo e del Disinganno, con un texto distinto y bajo el nombre «Lascia la spina, cogli la rosa». Handel luego modificó su trabajo para el acto II de su ópera de 1711, Rinaldo, donde se la dio al personaje Almirena.
Rinaldo fue la primera ópera que Handel compuso específicamente para la escena londinense. La obra narra el amor entre el guerrero cristiano Rinaldo y Almirena. La hechicera Armida mantiene a Rinaldo en su poder, pasa de odiar a los cruzados a amar a uno de ellos. Se basa en el poema épico La Jerusalén Liberada (Gerusalemme liberata) de Torquato Tasso.
El aria Lascia c’io pianga se encuentra, como hemos dicho, en el acto II de la ópera. Armida se ha llevado a Almirena, que se lamenta de su rapto y en los jardines del palacio encantado de Armida, Argante, rey de Jerusalén le confiesa a Almirena su amor por ella, diciéndole como prueba de ello que es capaz de liberarla del embrujo de Armida. Almirena le responde que el único bien que anhela es la libertad. Si no puede ser, le ruega que deje que llore. Argante seguirá con su ofrecimiento y termina por llevarse a Almirena.
Texto traducido de Lascia ch’io pianga
Deja que llore
mi cruel suerte,
y que suspire
por la libertad;
y que suspire…
y que suspire…
por la libertad.
Que el dolor quiebre
estas cadenas
de mis martirios
sólo por piedad;
de mis martirios
sólo por piedad.