Suor Angelica (Puccini) – Maria José Siri


Suor Angelica (Puccini) – Maria José Siri

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SUOR ANGELICA (PUCCINI) – MARIA JOSÉ SIRI

 

Vamos a ver la escena final de Suor Angelica , una de las óperas de Puccini interpretada por Maria José Siri, en una producción del Teatro de San Carlo de Nápoles de este año 2016, con dirección escénica de Andrea de Rosa y musical de Donato Renzetti.

Recordemos que a Suor Angelica la enviaron al convento como un castigo. Suor Angélica vive en un exilio lamentable por órdenes de su familia, que desaprobó su relación extramatrimonial, que trajo como consecuencia un hijo. Ella añora al hijo desconocido y odia a la tía causante de su encierro. Suor Angélica se dedica al cuidado de las flores y plantas, siendo una experta en fabricar remedios y pociones.

Un día su tía, la princesa llega al convento y le explica que su otra sobrina, la hermana menor de Suor Angélica, va a contraer matrimonio, algo que era casi impensable tras el escandaloso embarazo de Suor Angélica. Trae consigo un pergamino que Suor Angélica debe firmar renunciando a su herencia. Se trata de un testamento en el que se dividen los bienes de la familia. Suor Angélica replica que ella se ha arrepentido por su pecado, pero que hay una cosa que no puede ofrecer en sacrificio a la Virgen, ella no puede olvidar la memoria de su hijo ilegítimo que le quitaron hace siete años. La princesa rechaza hablar, pero finalmente tiene palabras inmisericordes para su sobrina: su hijo murió de fiebre hace dos años. Suor Angélica, desolada, firma el documento y se desmaya, entre lágrimas y la princesa se marcha.

 

Aquí empieza lo que podría ser la escena de locura de Suor Angelica que cree que su hijo la está llamando para reunirse con él en el Paraiso. En un momento de exaltación, se hace una poción y la bebe, pero al darse cuenta que ha cometido suicidio, y que por ser un pecado mortal no podrá ver a su hijo en el más allá, presa de arrepentimiento, pide clemencia a la Virgen y, cuando muere, ve un milagro: todo lo que la rodea se transforma en una visión mística y consoladora, coronada por la presencia de la Virgen María y de su propio hijo, que se llevan a la monja al cielo.

 

En la producción del San Carlo de Nápoles a cargo de Andrea de Rosa, lo que vemos es un hospital psiquiátrico, y toda la connotación celestial y religiosa que suponía el perdón divino para quien había sido condenada en el mundo, se desvanece, y Suor Angelica muere loca con un muñeco en brazos al que acuna como un niño.

 

Maria José Siri es Suor Angelica, y en esta larga escena final hace gala de un buen nivel dramático y vocal.

 

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