La primavera en la ópera: Printemps qui commence

LA PRIMAVERA EN LA ÓPERA: PRINTEMPS QUI COMMENCE

 

Primavera en la ópera

 

Introducción

En no pocas óperas hay alusiones a esta estación del año. Renace la naturaleza y con ella se asocia la alegría de vivir, las ilusiones renovadas, un amor nuevo…Todos los tópicos que se asocian a la estación que estamos viviendo los encontraremos más de una vez. Sin embargo la alusión más clara de la primavera en la ópera se encuentra en la obra de Camille Sain-Saëns, Samson et Dalila, estrenada en el Teatro de la Corte de Weimar el 2 de diciembre de 1877.

En ella encontramos el aria Printemps qui commence (Primavera que empiezas) cantada por Dalila. En esta escena empieza la seducción a Sansón, quien, sin remedio, caerá en las redes que le tiende la sacerdotisa filistea.

 

Los franceses y el gusto por lo exótico

Sin comparamos el escenario que en 1842, Verdi recreó en el Nabucco y lo comoparamos con el de esta ópera de Saint-Saëns, veremos muchas diferencias. El trágico desrtino de los israelitas verdianos contrasta de manera radical con la voluptuosidad de los filisteos de Saint-Saëns.

A los compoistores y a la sociedad francesa del momento les gustaba recrear lugares exóticos. Esto lo hemos comentado hablando de Carmen de Bizet, (España era un lugar exótico), o en Los pescadores de perlas o en Lakmé de Delibes. A Saint-Saëns también le interesó adentrarse en ese ambiente, y esta ópera es el resultado.

La primavera en la ópera: Printemps qui commence

Esta aria está en el acto I. Las puertas del Templo de Dagon se abren y salen las sacerdotisas. Celebran la llegada de la primavera queriendo coronar de flores a los valientes guerreros. Dalila, la sacerdotisa, le va a cantar a Sansón que caerá rendido, a pesar de las advertencias de un viejo hebreo que le dice que se aparte de Dalila. Se dice que la primavera la sangre altera, y a Sansón se la altera y mucho.

Traducción del texto

 

DALILA
Primavera que comienzas
llevando la esperanza
a los corazones amorosos,
tu aliento al pasar
de la tierra borra
las tristes jornadas.
Todo arde en nuestras almas,
y la suave flama
nuestras lágrimas viene a secar;
Tú devuelves a la tierra,
con un dulce misterio,
las frutas y las flores.
¡En vano yo soy bella!
¡Mi corazón pleno de amor,
llorando al infiel,
espera su retorno!
Viviendo de esperanzas,
mi desconsolado corazón
guarda el recuerdo
de la felicidad pasada!

(a Sansón)

Al anochecer,
Iré, como triste amante,
a sentarme en el arroyo,
a esperarlo llorando.
Ahuyentaré mi tristeza
si él vuelve algún día.
¡Serán para él mi ternura
y la dulce embriaguez
que un ardiente amor
guarda para su retorno!

Veremos a Elina Garanca y a Roberto Alagna.

 

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