I vespri siciliani (Verdi) – Riccardo Muti

i vespri siciliani
 

I VESPRI SICILIANI (VERDI) -RICCARDO MUTI

 

I vespri siciliani (Les vêpres siciliennes / Las vísperas sicilianas) es una ópera de Giuseppe Verdi en cinco actos con libreto de Eugène Scribe y Charles Duveyrier que se estrenó en París el 13 de junio de 1855, en su versión francesa. La versión italiana, que es la que vamos a poder ver hoy bajo la dirección de Riccardo Muti, se estrenó 26 de diciembre de 1855 en el Teatro Reggio de Parma.

 

Antes de pasar a hacer un resumen del argumento y los personajes, es interesante recordar AQUI algunas de las curiosidades que confluyen en esta grand opèra de Giuseppe Verdi.

 

PERSONAJES:
Guido de Montforte (barítono) – Gobernador francés de Nápoles, padre de Arrigo
El señor de Béthune (bajo) – Oficial francés
El conde de Vaudemont (bajo) – Oficial francés
Arrigo (tenor) – Hijo sin saberlo de Guido, enamorado de Elena
Giovanni da Prócida (bajo) – Enviado de Sicilia para negociar con la monarquía catalano-aragonesa la invasión de la isla
Elena (soprano) – Duquesa y patriota siciliana
Ninetta (contralto) – Sirvienta de Elena
Daniele y Manfredo (tenores) – Sicilianos
Tebaldo y Roberto(tenor y bajo) – Oficiales franceses
Sicilianos y sicilianas, soldados franceses (coro) – De gran importancia

 

ARGUMENTO:

 

Acto I

 

Plaza mayor de Palermo

Tebaldo, Roberto y otros soldados franceses se han reunido frente al palacio del gobernador. Brindan por su patria, mientras los sicilianos los observan, infelices por la ocupación.

Elena entra vestida de luto por su hermano ejecutado. Algo bebido, Roberto exige que ella cante, a lo cual accede tranquilamente. Su canción, sobre los peligros de los pescadores y el grito de Dios de «sean burlados los peligros», («Deh! tu calma, o Dio possente / «Viens à nous, Dieu tutélaire» / «Por favor, Dios todopoderoso, calma con Tu sonrisa tanto el cielo como el mar»), sólo incita a los sicilianos a rebelarse contra los ocupantes. Cuando entra Monforte, el gobernador, la gente se calma. Entonces Arrigo anuncia que ha sido liberado de la prisión. A solas con Arrigo, Montforte le ofrece un cargo con los franceses mientras permanezca alejado de Elena. Él lo rechaza, e inmediatamente sigue a Elena dentro del palacio.

 

Acto II

 

Junto al mar

Procida pone pie a tierra bajando de un pequeño bote de pesca. Queda claro que regresa del exilio y expresa su alegría por el regreso a su tierra y su ciudad natal: O tu Palermo / «Et toi, Palerme» / «Oh, tú, Palermo, tierra adorada…» Está rodeado por Manfredo y otros compañeros y él rápidamente ordena a sus hombres que traigan a Elena y Arrigo ante él (Nell’ombra e nel silenzio / «Dans l’ombre et le silence»/ «En la oscuridad y en silencio»). Los tres planean un alzamiento durante las próximas festividades que será seguidas por los matrimonios de un grupo de jóvenes. Después de que Prócida se vaya, Elena le pregunta a Arrigo qué recompensa busca. Jurando que vengará la muerte de su hermano, no pide más que su amor.

Bethune llega con una invitación de parte de Monteforte para un baile. Arrigo lo rechaza y lo arrestan y sacan a rastras. Guiados por Roberto, un grupo de soldados franceses han entrado en la plaza y han empezado a bailar. La danza se hace más animada, y Roberto hace señales a sus hombres, quienes atrapan a muchas de las jóvenes, llevándoselas a pesar de las protestas de los jóvenes sicilianos. Los rechazados jóvenes son testigos de que pasa un bote lleno de nobles franceses y mujeres sicilianas, todos camino del baile. Prócida y los otros determinan entrar al baile y buscar así su venganza.

 

Acto III

 

Escena 1: Palacio de Montforte

Montforte lee un papel de una mujer a la que ha raptado, que revela que Arrigo es su hijo: Si, m’abboriva ed a ragion! / «Sí, ella me despreciaba, ¡y con razón!». Bethune le dice que han traído a Arrigo a la fuerza, pero Montforte se exalta por el hecho de que su hijo esté cerca: In braccio alle dovizie / «Au sein de la puissance» / Entregado a la riqueza, rodeado por honores, un inmenso, horrible vacío…» Los dos hombres se enfrentan y Arrigo queda algo sorprendido por la manera en que lo tratan. Al final, Monforte le enseña la carta escrita por la madre de Arrigo. Abrumado, pero aún desafiante, Arrigo insulta a su padre, quien reacciona enojado cuando el joven se apresura a marcharse: Parole fatale, Insulto mortale / «¡Palabra fatal, insulto mortal! La alegría ha desaparecido…».

 

Escena 2: Un baile en el palacio de Montforte

 

Cuando entra Montforte, da la señal para que empiece el baile. En el público, pero disfrazados, están Elena, Arrigo y Prócida. Arrigo se sorprende cuando los dos se revelan y declaran su propósito de salvar al joven. Sin embargo, está perturbado al oir que pretenden matar a Montforte y cuando el padre se acerca al hijo, hay cierta advertencia de peligro. Cuando los asesinos se acercan más, Arrigo salta en frente de su padre, justo cuando Elena se acerca. Los sicilianos quedan horrorizados al ver a Arrigo salvado mientras el grupo contempla la situación. Elena, Prócida, Danieli y los sicilianos maldicen a Arrigo mientras los arrastran fuera, mientras que él quiere seguirlos, pero Montforte lo contiene.

 

Acto IV

 

Una prisión

Arrigo llega a la puerta de la prisión y, por orden de Monforte, espera ser admitido. Contempla la situación en que stán sus amigos: Giorno di pianto / «O jour de peine»/ Día de llanto». Traen a Elena y se enfrenta a él. Al final, él admite que Monforte es su padre y ella empieza a desear simpatizar con él: Arrigo! Ah, parli a un core… / «¡Arrigo! Ah, hablas a un corazón predispuesto a perdonar.» Sin ver a Arrigo, Prócida se acerca a Elena y revela una carta que le habla de la próxima liberación. Pero Montforte llega y ordena que llamen a un sacerdote y la ejecución de los prisioneros mientras Prócida queda sorprendido al descubrir la verdadera situación de Arrigo. Éste ruega piedad por sus amigos y Montforte se enfrenta a él con una cosa: Dimme sol, di «Mio padre / «Sólo dime una cosa, llámame padre…» Arrigo no dice nada cuando el verdugo aparece y se llevan a la pareja, seguida por Arrigo. Montforte se adelanta para impedir que se una a ellos. Cuando llevan a Elena ante el verdugo, Monteforte perdona a los sicilianos. Más aún, está conforme en el matrimonio de Elena y Arrigo y anuncia al pueblo: «¡De nuevo encuentro a un hijo!». Hay una alegría generalizada.

 

Acto V

 

Los jardines en el palacio de Montforte

Mientras los caballeros y las damas se reúnen, Elena da las gracias a todos: Mercé, dilette amiche / «Merci, jeunes amies» /»Gracias, amados amigos». Arrigo llega, exclamando alegre: La brezza aleggia intorno / «La brise souffle au loin» / «La brisa sopla a lo lejos…». Se marcha al encuentro de su padre, pero llega Prócida anunciando un plan para burlar a los enemigos masacrándolos al pie del altar después de que hayan pronunciado los votos. Ella se siente dividida, más aún al regreso de Arrigo, entre su amor y su deber: Sorte fata! Oh, fier cimento! / «¡Destono fatal! ¡Oh, fiero conflicto!». Al final, no puede seguir adelante y le dice a Arrigo que no pueden casarse. Ambos hombres están furiosos con ella por lo que parece traición. Entonces llega Monforte, toma las manos de la pareja, las une, y los declara casados mientras empiezan a tocar las campanas. Esta es la señal para el alzamiento de los sicilianos quienes se lanzan sobre Montforte y los franceses.

 

I vespri siciliani es una de las óperas más largas de Giuseppe Verdi y cuenta con una grandiosa obertura, que se considera una pieza de concierto en sí misma. Pero no es sólo la obertura lo que atrae de esta gran ópera de Verdi, ya que toda ella está cuajada de grandes momentos, tanto por lo que se refiere a las arias como a los números de conjunto.

Como hemos dicho vamos a ver una grabación de I vespri siciliani dirigida por Riccardo Muti en el Teatro alla Scala de Milán en 1989 con los siguientes intérpretes:

Chris Merrit, Carlo Colombara, Giorgio Zancanaro, Kallen Esperian, Gloria Banditelli y otros.

 

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