Mozart y la muerte – A Mozart no le gustan los muertos

MOZART Y LA MUERTE – A MOZART NO LE GUSTAN LOS MUERTOS

 

Mozart y la muerte

 

Introducción

De las veintidós óperas que escribió Wolfgang Amadeus Mozart solo hay muertos en dos de ellas. Por eso decimos que, a pesar de que una de sus grandes obras fuera un Réquiem, a Mozart no le gustaban los muertos en sus óperas. Hoy vamos a hablar del muerto más conocido de las óperas de Mozart: Don Giovanni. La otra ópera de Mozart en la que hay un muerto, un caso de suicidio más exactamente es Mitridate, re di Ponto.

Hoy vamos a tratar el tema de Mozart y la muerte a través de la famosa escena del cementerio de Don Giovanni.

 

Mozart y la muerte

En muchas óperas de Mozart vemos que el tema de la muerte se plantea constantemente. Hay intentos de asesinato, complots, etc. Hablamos, naturalmente de sus óperas serias. Pero no hay muertos excepto en los dos casos que hemos citado.

En Don Giovanni mueren dos personajes: el Comendador, a manos de don Giovanni y él mismo, a manos del Comendador y nunca mejor dicho.

Don Giovanni matará con la espada al Comendador cuando éste lo sorprende intentando seducir a su hija donna Anna, esto sucede en el primer acto.

En el acto segundo, el Comendador se tomará la revancha. A pesar de que Mozart y la muerte no se encontraran, operísticamente hablando, muchas veces, a don Giovanni le escribe una escena final tremenda.

Antes hemos dejado un enlace al post que hicimos en su momento hablando del personaje de don Giovanni, ahora, a la vista de esta escena también podríamos añadir que además de orgulloso, don Giovanni era un poco tonto al dar la mano a la estátua del Comendador, cualquiera con dos dedos de frente vería que aquello no podía acabar bien.

Total, que el Comendador se lleva a don Giovanni al infierno, donde por cierto no sabemos si también está él, o simplemente le acompaña.

Vamos a ver esta escena que ilustra el tema de Mozart y la muerte con Bryn Terfel como don Giovanni, Ferruccio Furlanetto como Leporello, Solveig Kringelborn como donna Elvira y Sergei Koptchak como Comendador. Orquesta del Metropolitan Opera House, dirige: James Levine.

 

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