Madres en la ópera: Azucena (Il Trovatore, Verdi)

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PERSONAJES DE MADRE EN LA ÓPERA: AZUCENA DE IL TROVATORE DE GIUSEPPE VERDI

En la ópera no son muy frecuentes los personajes de madre, al menos los papeles de madre como figuran en nuestra mentalidad. La mayoría de papeles de madre que se encuentran en la ópera son personajes un tanto peculiares y muchas veces rayando en la crueldad. Nada parecido a la idea de madre comprensiva y amorosa que todos tenemos presente.

Vamos a empezar con la única madre de las óperas de Verdi, la temible Azucena. En el intrincado argumento de Il Trovatore, Azucena es la supuesta madre de Manrico, el trovador, al que ha criado como a un hijo cuando en realidad es hijo del viejo Conde de Luna. Azucena, por error lanzó a la hoguera a su propio hijo creyendo que a quien daba muerte era a Manrico. En fin, tras ese incidente, la poca cordura que tenía Azucena en un principio termina por desaparecer, como es natural al darse cuenta de su tremendo e irreparable error.

Azucena es un papel para mezzosoprano, que además ha de tener una importante capacidad actoral dramática.

Vamos a ver el momento más importante de Azucena en Il Trovatore. Estamos en el acto II de la ópera. Lo primero que canta es el aria Stride la vampa, Azucena se encuentra en el campamento de los gitanos. A la luz del fuego, Azucena parece estar en estado hipnótico. Fiorenza Cossotto es nuestra Azucena (Viena 1978)

 

Traducción del texto

 

AZUCENA
¡Flamean las llamas!
¡La muchedumbre indómita
corre hacia el fuego!
Con alegre semblante
alaridos de gozo
por doquier se escuchan.
Rodeada de esbirros
una mujer avanza.
Siniestra ilumina,
sus rostros horribles,
la tétrica llama
que se alza al cielo.
¡Flamean las llamas!
Llega la víctima de negro vestida,
desceñida y descalza.
Grito feroz de muerte se eleva.
El eco lo repite de roca en roca.
Siniestra ilumina
sus rostros horribles
la tétrica llama
que se alza al cielo.

 

 

Cuando Azucena ha terminado esta aria, en la que el fuego evoca la muerte de su madre en la hoguera, Manrico le pregunta que significado tiene esta canción, y Azucena le cuenta como murió la que él cree su abuela a manos de los soldados del viejo Conde de Luna, y como acabó lanzando a su propio hijo a la hoguera. Es el racconto, Condotta ell’era in ceppi.

 

Traducción del texto

 

AZUCENA
Atada fue conducida
a su destino tremendo.
Con mi hijo en brazos,
cuyo la seguía llorando.
Hasta ella intenté, en vano,
abrirme camino…
Y en vano intentó
la mísera detenerse y bendecirme,
porque entre blasfemias obscenas,
empujándola con sus hierros,
a la hoguera la arrojaron
los malvados verdugos;
entonces, con ronco acento:
¡véngame!, exclamó;
aquella palabra un eco eterno
en mi corazón dejó.

MANRICO
¿La vengaste?

AZUCENA
El hijo llegué a raptar del Conde;
aquí le traje conmigo…
La hoguera ardía ya dispuesta.

MANRICO
¡La hoguera!… ¡Oh, cielo!…
¿Tú quizá?…

AZUCENA
El niño se deshacía en llanto…
Yo sentía mi corazón
vacilar, angustiarse,
cuando he aquí que aparecen
como en un sueño,
en funesta visión,
terrible y fantasmal,
los verdugos, el suplicio…
El lívido rostro de mi madre,
descalza, desceñida…
El grito,
el conocido grito escucho:
¡Véngame!…
La mano convulsa tiendo,
cojo la víctima…
al fuego la acerco, la arrojo,
cesa el fatal delirio,
la horrenda visión huye…
¡La hoguera crepita
y su presa devora!
Miro a mi alrededor y veo
del impío Conde el hijo ileso…

MANRICO
¡Eh! ¿Cómo?

AZUCENA
¡Mi hijo!
¡Mi propio hijo había quemado!

MANRICO
¿Qué dices? ¡Qué horror!

AZUCENA
Sobre mi cabeza,
mis cabellos siento erizarse todavía.

 

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