CINCO VERSIONES DEL ARIA CELESTE AIDA
El aria Celeste Aida
Nuevamente nos encontramos con otra gran aria de Verdi, en concreto Celeste Aida, de la ópera Aida.
Esta aria es una verdadera prueba de fuego para el tenor que interpreta a Radamés, que es el personaje que la canta. Se encuentra en el primer acto, nada más empezar la obra, y Radamés pronuncia poco más de dos frases antes de atacar con esta comprometida aria.
Recordemos que Radamés, un general egipcio, espera ser el elegido para ir al frente de las tropas que deberán enfrentarse al ejército etíope y desea poder ofrecer la victoria a su amada Aida, la esclava de Amneris, la hija del faraón.
Recitativo
El aria empieza con un recitativo Se quel guerrier io fossi (¡Si yo fuera ese guerrero!), en el que vemos el ansia de Radamés para ser el encargado de llevar adelante esa importante misión. Está escrito en un tono absolutamente marcial y guerrero, con el acompañamiento de unas trompetas de clara evocación militar, rudeza que se suaviza cuando pronuncia el nombre de Aida, que debe cantarse en piano. Esta es la traducción del texto del recitativo:
¡Si fuera yo ese guerrero!
¡Si mi sueño se cumpliera!
¡Un ejército de valientes,
guiados por mí, y la victoria,
y el aplauso de toda Menfis!
Y a ti, mi dulce Aida,
regresar ceñido de laureles,
y decirte: ¡he luchado por ti,
por ti he vencido!
Traducción del texto de Celeste Aida
Tras este recitativo pasamos al aria propiamente dicha, un andantino, que debe ser cantado con dulzura, exhibiendo un canto delicado que transmita el sentimiento y el arrobamiento amoroso del enamorado. Luego, en la segunda sección, la voz tiene que reflejar el entusiasmo y atacar un importante agudo en forte.
Celeste Aida forma divina,
mística corona de luz y flor,
de mi pensamiento eres la reina,
de mi vida eres esplendor.
Tu hermoso cielo
quisiera devolverte,
las suaves brisas del suelo patrio,
poner sobre tu cabeza
una corona real,
erigirte un trono
cercano al sol, ¡ah!, etc.
Dificultad del aria
Celeste Aida es un aria de gran dificultad, algo que se ve claramente durante toda su ejecución, pero donde radica uno de los mayores retos para el tenor es en el final. Al intérprete se le piden previamente unos agudos rotundos en forte, pero Verdi escribió en su partitura, que el final debía ser un si bemol pero no cantado en forte, si no diminuendo y morendo.
Pues bien, esta exigencia de la partitura no es lo que se suele oir en las representaciones de Aida. Teatralmente, y Verdi sabía mucho de teatro, este agudo final en pianissimo, tiene todo el sentido. Verdi con ello quiere que el canto de Radamés exprese toda la ternura y la delicadeza que le provoca la sóla mención del nombre de Aida. Sin embargo, grandes tenores y grandes directores musicales terminan el aria con un agudo que hace que el público se rinda ante tal despliegue de demostración de voz, pero no es eso lo que Verdi quería, aunque haya muchas versiones de este final en forte que son extraordinarias.
Versiones
Hoy vamos a ver tres versiones en las que se respeta este final, morendo como excribió Verdi, son las de Franco Corelli, Jonas Kaufmann, y Piotr Beczala; y dos en la que no: la de Carlo Bergonzi y Luciano Pavarotti, éste último, sin embargo, se lleva una extraordinaria ovación al terminar con un agudo impresionante y mantenido.
Franco Corelli
Jonas Kaufmann
Carlo Bergonzi
Piotr Beczala
Luciano Pavarotti