Joyce DiDonato – Escena de la confesión (Maria Stuarda, Donizetti)

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MARIA STUARDA (ESCENA DE LA CONFESIÓN) – JOYCE DIDONATO

 

Uno de los títulos de Donizetti que en la actualidad se valoran más es este de la ópera Maria Stuarda, basada en la obra de Friedrich Shiller, Maria Stuart, en la que se basó el libretista Giuseppe Bardari. Esta ópera tuvo problemas con la censura en Italia cuando se estrenó en Nápoles el 18 de octubre de 1834, debiéndose cambiar cosas del libreto y el título, pasándose a llamar Buondelmonte. La ópera, tal y como fue concebida por Donizetti se estrenó en La Scala de Milán el 30 de diciembre de 1835.

 

La ópera narra las vivencias del cautiverio por motivos políticos de Maria Stuarda, reina de Escocia, por orden de su prima Isabel I de Inglaterra. Maria Stuarda está enamorada del conde de Leicester, al cual también pretende la reina inglesa. Está escrito para soprano de coloratura, pero también es abordado en muchas ocasiones por una mezzosoprano, como es el caso de hoy, en el que Joyce DiDonato encarna a la reina escocesa.

 

La escena de la confesión, que vamos a poder oir a continuación, ocurre en el acto III. Maria Stuarda, en prisión se confiesa con Talbot que es un sacerdote católico clandestino.

 

El texto de esta escena de la confesión es el siguiente:

 

MARÍA
¡Oh, mi buen Talbot!

TALBOT
Pedí la gracia a Isabel de poderte ver
antes de la hora fatal.

MARÍA
¡Ah! Sí, confórtame,
saca a este alma del abandono extremo.

TALBOT
Y sin embargo, con firme aspecto,
ese aviso fatal fue recibido por ti.

MARÍA
¡Oh, Talbot!
¿No me leíste el corazón en la cara?
Estaba temblando. ¿Y Leicester?

TALBOT
Debe ser espectador
de tu ejecución,
la reina lo así lo ordena

MARÍA
¡Oh, infeliz!
¡Qué doloroso castigo le ha reservado!
Y la tirana exultará
ahora que cae el último rayo.

TALBOT
¡Por favor, calla!

MARÍA
Privada de Escocia, de mi trono
y de mi religión, cerca de ella
quise hallar un asilo de paz,
pero encontré una cárcel.

TALBOT
¿Qué oigo?
¿No te concede Dios consuelo a tus males?

MARÍA
¡Ah, no, Talbot, nunca!
El escuálido fantasma de mis culpas,
Siempre se interpone entre el cielo y yo;
y el sonido de los muertos,
rompiendo sus sepulcro,
evoca en mí la sangrienta sombra de Arrigo.
Talbot, ¿la ves tú?
¿Ves ahí la sangre del joven Rizzio?

TALBOT
(se abre el manto y aparece en ropas
sacerdotales, se quita el crucifijo
¡Ah! Reconforta tu extraviado pensamiento
ya tienes cerca la vida inmortal.
Lleva tu corazón hasta el sacrificio
limpio de todo amor terrenal.

MARÍA
Sí, para lavar mis culpas,
junto con la sangre correrá mi llanto.
Escucha; quiero ponerlos
al pie de esa cruz.

TALBOT
¡Ten esperanza!

MARÍA
¡Ah, del cielo desciende tu voz!
Cuando con su luz rosada
el día amanecía para mí,
cuando entre alegres imágenes
este alma gozaba,
el amor me hizo culpable,
el amor me abrió el abismo.
Con su dulce sonrisa
odiaba a mi esposo;
¡Arrigo! ¡Arrigo! ¡ay, desgraciado!
Por mí encontró la muerte
pero su voz lúgubre
me golpea en medio del corazón, ¡ah!
Sombra adorada, ¡ah!, aplácate,
siento la muerte en el pecho.
Que te basten mis lágrimas,
que te baste mi tormento

TALBOT
¡Ah! Dé Dios el perdón, oh mísera,
imploraré para ti.

MARÍA
Perdona mis largos lamentos
y ruega al cielo por mí.

TALBOT
Todavía te queda
otra culpa de que arrepentirte.

MARÍA
¡Ay! ¿Cuál?

TALBOT
¿Estabas unida a Babington?

MARÍA
¡Ah! Calla, fue un error fatal.

TALBOT
Piensa bien que un Dios todopoderoso
castiga todos los pecados,
que a su mirada, que todo lo ve,
no se pude sustraer un corazón falso.

MARÍA
¡No! Jamás escondería al cielo
mi pensamiento.
Pero desgraciadamente un denso velo
ha cubierto hasta ahora la verdad.
Sí, en la hora suprema lo jura un corazón
que de Dios suplica piedad.
¡Lo juro por Dios! ¡Lo juro por Dios!

TALBOT
El perdón del Señor
desciende ya sobre tu cabeza.

MARÍA
Sí … sí.

TALBOT
Deja contenta en la cárcel
esta afanosa vida,
pues vas, convertida en ángel,
hacia el Dios consolador.
Y tu alma transportada,
en el más puro júbilo,
se olvidará de las penas
que han agitado tu corazón.

MARÍA
Ahora que está moribunda la luz
de mi débil vida,
sólo el cielo puede devolver
la paz a mi corazón.
¡Ah! Si de tantas lágrimas
este alma fue nutrida,
que mis largos sufrimientos
se aplaquen en el último dolor.

TALBOT
Entonces, ¿eres inocente?

MARÍA
Voy a morir.

TALBOT
¡Infeliz! Vas a morir inocente.

MARÍA
Sí, inocente, lo juro, voy a morir inocente.

TALBOT
¡Ah! Deja contenta la cárcel, etc.

MARÍA
¡Ah! Si de demasiadas lágrimas, etc.

 

Veamos ahora a Joyce DiDonato como Maria Stuarda y a Matthew Rose como Talbot, en una producción del Metropolitan Opera House.

 

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