La reforma de la ópera

REFORMA DE LA OPERA

 

 

La reforma de la ópera sobrevino debido a los excesos que se produjeron en la ópera barroca, los cuales provenían sobre todo, y diríamos que casi exclusivamente, por parte de los castrati y algunas sopranos, que tampoco se quedaban atrás a la hora de querer demostrar ante el público sus habilidades en el canto.

 

Pensemos que el lucimiento que buscaban estos intérpretes llegaba hasta el extremo de hacer parar a la orquesta para poder exhibir sus habilidades con los trinados e inacabables coloraturas. Una vez se sentían satisfechos de lo que habían hecho dejaban que la orquesta continuara con la partitura. Otra cosa que también hacían sin el menor rubor era cambiar el orden de las arias, para su mayor comodidad. También existían lo que se llamaba arias di baule (arias de baúl), es decir una serie de arias que eran de su gusto y que interpretaban aunque no fueran de la ópera que se representaba en aquellos momentos. Ya comentamos en el capítulo dedicado a la ópera barroca , que el realismo no era lo que más interesaba en aquella época.

 

Así pues, todo esto tenía que cambiar, y menos mal que se hizo, de lo contrario no sabemos si la ópera hubiera evolucionado satisfactoriamente o por el contrario, hubiera ido degenerando.

 

El primero en abordar una reforma fue Alessandro Scarlatti, cansado de los desmanes que se estaban viendo en la ópera de su tiempo.

Scarlatti decidió que las arias, lo que se llamó arias da capo, tendrían tres partes: una primera parte movida (allegro), una segunda más lenta (adagio) y la tercera que era una repetición de la primera. Esto exigía que los cantantes interpretaran estrictamente lo que estaba escrito en la primera y segunda parte, dejando la tercera para que se pudieran lucir con entera libertad.

Esta reforma contentó en principio a todas las partes: compositores, libretistas, cantantes y músicos, sin olvidar al público, que así empezaba a distinguir la estructura de un aria.

Sin embargo, las arias resultaban excesivamente largas, con el consiguiente cansancio de los intérpretes, que una vez finalizada cada una de ellas, debían abandonar la escena para descansar, lo que tenían que tener en cuenta los libretistas para que la acción que se narraba no fuera incoherente al desaparecer el cantante de la escena.

 

Ocurría además que las óperas consistían en una sucesión aburrida y larga de recitativos y arias, así que nuevamente se iba imponiendo la idea de una nueva reforma. Esto lo hizo el que se considera el padre de la reforma de la ópera: Christoph Gluck.

Christoph Willibald Gluck nació en Erasbach (Alemania) el 2 de julio de 1714 y murió en Viena el 15 de noviembre de 1787.

 

Lo que hizo Gluck fue abandonar los principios barrocos para centrarse en los neoclásicos. Hagamos un paréntesis para constatar de que modo la ópera evoluciona a la par que la historia, y la historia nos cuenta que en 1748 se descubrieron las ruínas de Pompeya y Herculano, lo que despertó en la sociedad un renovado interés por el mundo clásico. Todo lo que definía al periodo barroco: el desequilibrio, la ornamentación y la exhuberancia, deja de tener interés, y los gustos se encaminan hacia la búsqueda del equilibrio, la simplicidad y todo lo que se refiere al mundo clásico. Consecuentemente volverán a la escena los héroes y dioses de la mitología y el drama al estilo griego y romano.

 

Gluck pudo dejar un poco de lado su labor como compositor de ópera para dedicarse a elaborar la reforma de la ópera, porque contaba con una fortuna personal, aunque su serie de óperas no es pequeña.

 

Para empezar, Gluck puso fin a los larguísmos (y aburridos, todo hay que decirlo) recitativos con el único acompañamiento del clavecín. Dispuso que los recitativos fueran también orquestados como lo eran las arias. Éstas, por otra parte, tenían que ser más cortas, eliminaba así las anteriores arias da capo.

 

También puso coto a toda ormamentación supérflua en el canto, siempre y cuando no fuera estrictamente necesaria. Los castrati vieron así como terminaba su hegemonía en la ópera. A su decadencia contribuyó también que Gluck dispuso que cada personaje fuera interpretado por el tipo que representaba, es decir que el hombre tenía que tener voz masculina y la mujer femenina.

 

Con la reforma de la ópera de Gluck los argumentos también se vieron afectados, éstos tenían que ser reales, y los textos debían tener la importancia requerida para lograr un mayor realismo.

 

Otra innovación de esta reforma de la ópera, fue la recuperación del coro. Si pensamos en que el modelo del neoclasicismo eran los dramas griegos y romanos, la presencia del coro era obligada, puesto que en esos antiguos dramas clásicos el coro tenía un importante papel.

 

Otra innovación afecta a la obertura, ésta tenía que tener una unidad con lo que vendría a continuación en el primer acto.

 

Donde antes se adoptaron y gustaron más las ideas de la reforma de la ópera de Gluck fue en Francia. Ya vomos cuando hablamos de  la expansión de la ópera en Europa , que a los franceses les pareció espantosa la presencia de los castrati en las óperas que venían de Italia, así que Gluck se fue a Francia donde contó con el apoyo de María Antonieta, lo que le abrió las puertas de los teatros de ópera en ese país.

 

Con Gluck hemos llegado al punto que dejamos atrás la ópera barroca para pasar a la ópera clásica, que será el tema de los próximos artículos en esta historia de la ópera que estamos realizando.

 

AQUI se puede encontrar una relación detallada de las óperas de Christoph Gluck.

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1 comentario en «La reforma de la ópera»

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