El bajo italiano Ferruccio Furlanetto, como Leporello, interpreta el aria del catálogo, «Madamina, il catalogo è questo», de la ópera Don Giovanni de W.A.Mozart.
Eh! Consolatevi;
non siete voi,
non foste,
e non sarete né la prima,
né l’ultima.
Guardate:
questo non picciol libro
è tutto pieno
dei nomi di sue belle:
ogni villa, ogni borgo, ogni paese
è testimon di sue donnesche imprese.
Madamina, il catalogo è questo
Delle belle che amò il padron mio;
un catalogo egli è che ho fatti’io;
Osservate, leggete con me.
In Italia seicento e quaranta;
In Allemagna duecento e trentuna;
Cento in Francia,
in Turchia novantuna;
Ma in Ispagna son già mille e tre.
V’han fra queste contadine,
Cameriere, cittadine,
V’han contesse, baronesse,
Marchesine, principesse.
E v’han donne d’ogni grado,
D’ogni forma, d’ogni età.
Nella bionda egli ha l’usanza
Di lodar la gentilezza,
Nella bruna la costanza,
Nella bianca la dolcezza.
Vuol d’inverno la grassotta,
Vuol d’estate la magrotta;
È la grande maestosa,
La piccina e ognor vezzosa.
Delle vecchie fa conquista
Pel piacer di porle in lista;
Sua passion predominante
È la giovin principiante.
Non si picca – se sia ricca,
Se sia brutta, se sia bella;
Purché porti la gonnella,
Voi sapete quel che fa.
Traducción
¡Eh, consolaos!
Vos no sois,
ni seréis
la primera
ni la última.
Mirad:
este pequeño libro,
está totalmente lleno
con los nombres de sus amantes.
Cada villa, cada aldea, cada país
es testigo de sus andanzas donjuanescas.
Señora mía, éste es el catálogo
de las bellas que amó mi señor;
es un catálogo hecho por mí.
Observad, leed conmigo.
En Italia, seiscientas cuarenta,
en Alemania, doscientas treinta y una,
cien en Francia,
en Turquía noventa y una.
¡Pero en España ya van mil tres!
Hay entre ellas campesinas,
camareras, burguesas,
hay condesas, baronesas,
marquesas, princesas,
hay mujeres de todos los rangos,
de todos los tipos, de todas las edades.
De la rubia suele alabar
la gentileza;
de la morena, la constancia;
de la canosa, la dulzura.
En invierno prefiere la llenita;
en verano, la delgadita.
La alta es majestuosa;
la pequeña es siempre encantadora.
A las viejas las conquista
por el placer de ponerlas en la lista.
Su pasión predominante
es la joven principiante.
Le da igual que sea rica,
que sea fea, que sea hermosa;
con tal de que lleve faldas,
¡vos ya sabéis lo que hace!