La grandiosidad de esta ópera de Richard Wagner, Tannhäuser, parece venir resumida en su excepcional obertura, en la que se mezclan los dos mundos que van a ir apareciendo a lo largo de toda la ópera: el mundo carnal y en del espíritu. Estas son las dos ideas musicales que se desarrollan en ella. La primera es la del tema de los peregrinos, que abre y cierra la ópera, un tema majestuoso y pausado, como lo era el caminar de los penitentes. La segunda idea es justo todo lo contrario, es el tema del Venusberg, sensual e insinuante, que en la versión de París se enlaza con la escena de la bacanal.
La versión que ofrecemos a continuación es, a nuestro criterio, una gran versión. Wagner bajo la batuta de James Levine siempre adquiere unos tintes grandiosos, y en esta obertura lo podemos ver
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