Giuseppe Verdi, a lo largo de su dilatada vida como compositor, buscó siempre dar a sus obras tintes de realismo, a pesar de ser un compositor romántico.
Por esto si observamos detenidamente sus óperas, comprobaremos como progresivamente va abandonando las estructuras propias del bel canto, como puede ser la estructura de la scena, que practicamente desaparece a medida que su producción va creciendo.
Para que el realismo fuera evidente, Verdi busca que las voces de sus personajes se adapten a las características de los mismos.
Hoy nos centraremos en las voces de soprano, y veremos varios ejemplos. Cuando se habla de soprano verdiana, nos viene a la mente una voz potente, que sea capaz de enfrentarse a una orquestación importante. Voces así son las que se califican como sopranos verdianas. Veremos unos ejemplos.
En la tercera ópera que Verdi compuso, Nabucco, el rol protagonista femenino es Abigaille, la hija de una esclava y de Nabuccodonosor, el rey de Babilonia. Este papel es de una exigencia vocal tremenda, y hay pasajes que son una auténtica prueba de fuego para cualquier soprano. Aquí Verdi, le exige a la soprano los agudos de una soprano de coloratura y unos centros y unos graves de una dramática, por eso se acuñó el contradictorio término de soprano dramática de coloratura. Realmente es un papel que si no se tienen unas condiciones vocales muy importantes, puede ser un suicidio vocal para muchas intérpretes.
Veamos el ejemplo de Ghena Dimitrova en la scena Ben io t’invenni…Anch’io dischiuso un giorno…Salgo già del trono. Obsérvense los impresionantes agudos que se alternan continuamente con descensos a la zona grave. Con el recitativo y la cabaletta de una gran fuerza que enmarcan el aria mucho más lírica.
Más adelante, podríamos decir que Verdi moderó un tanto estas exigencias tan tremendas, pero no abandonó la búsqueda de que la voz de la soprano estuviera de acuerdo con la psicología del personaje. Cuando Verdi compuso Macbeth, buscaba una soprano con una voz que no se acercara para nada al lirismo. En una carta al empresario que tenía que estrenarla, le aconsejaba que se buscara una soprano que tuviera la voz fea. Lady Macbeth es un personaje perverso, y la voz tiene que sugerir esa maldad. Un gran papel para cualquier soprano, que indiscutiblemente no tienen la voz fea. Oigamos a Shirley Verrett en el aria del acto II, La luce langue.
En Un ballo in maschera, la soprano que interpreta a Amelia, que debe tener ribetes dramáticos pero con facilidad para el agudo. Sondra Radvanovsky interpreta el aria de Amelia del acto III, Morrò ma prima in grazia, en la que se perciben claramente las subidas al agudo y los descensos a la zona grave. En este caso la orquestación no es muy grande, porque el aria describe un momento de dolor y soledad de Amelia, detalle que describe perfectamente el violonchelo.
Estos tres ejemplos anteriores son un exponente claro de lo que conocemos por soprano verdiana en el sentido estricto que se le ha dado al término. Pero no podemos dejar de pensar en otros papeles para soprano, compuestos por Verdi, que se apartan absolutamente de esta línea. Éstos también podrían ser denominados, como una licencia, sopranos verdianas, puesto que fueron compuestos por Verdi. Lo que queremos decir es que cuando Verdi buscaba dar voz a una mujer con carácter, buscaba voces como las que hemos oído anteriormente, pero ¿y si se trata de una joven inocente?, Verdi, no lo olvidemos buscaba el máximo realismo en sus óperas.
Pues ahora veremos que para una muchacha joven, como Gilda en Rigoletto, la tesitura de la soprano es de una ligera, o lírico-ligera. De hecho el dúo del acto II, Mio padre…Tutte le feste al tempio.. es de un corte claramente belcantista, con una orquestación contenida, ya que la voz es de una soprano ligera. La música acompaña a la voz, sin llegar nunca a ponerla en el compromiso de tenerla que superar. Veamos este dúo con Edita Gruverova e Ingvar Wixell.
Otro caso de éstos, es el del personaje de Oscar, de Un ballo in maschera. En este caso es un paje, un muchacho joven, y es para una soprano con facilidad para la colorartura y agilidades. El personaje de Oscar es también una curiosidad en la obra de Verdi, porque es el único personaje travestido en toda ella. Oigamos a Diana Damrau en Volta la terrea.
Con estos ejemplos de sopranos que hemos podido ver, las típicamente verdianas y las que no lo son, comprobamos lo que decíamos en un principio: Verdi, compositor romántico, buscaba el realismo con la elección de las voces. Se podría decir que la obra de Verdi en este aspecto, como sucede con otros, se iba acercando al verismo, corriente que le sucedería más tarde.
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