Hasta el acto III, Aida de Giuseppe Verdi es una ópera espectacular en primer lugar, y en la que podemos ver que Amneris, hija del rey de Egipto, y Aida, la esclava etíope, tienen los ojos puestos en el mismo hombre: Radamés, el comandante egipcio. Pero en este acto III se desencadena el drama de verdad.
Es la víspera del matrimonio entre Amneris y Radamés, ya que el rey ha dado la mano de su hija por la victoria de su ejército contra los etíopes. Entre los prisioneros se encuentre el rey de Etiopía, Amonasro, que es el padre de Aida.
El día antes de su matrimonio, Amneris se ha retirado a orar al Templo de Isis, a orillas del Nilo. Hasta los alrededores ha llegado Aida, que espera ver a Radamés, cuando aparece su padre y obliga a Aida a que averigüe a través de Radamés dónde se encuentra el ejército egipcio; cuando llega Radamés se esconde.
Lo que vamos a oir es el dúo entre Aida y Radamés, una conversación que tendrá fatales consecuencias para ambos.
Radamés confirma que Aida es la persona con la que se casará (Pur ti riveggo, mio dolce Aida .. Nel fiero anelito; Fuggiam gli ardori inospiti .. La, tra foreste vergini / «Te veo de nuevo, ¡mi dulce Aida!»), y Aida lo convence para huir al desierto con ella.
Para que sea más fácil escapar, Radamés propone que usen una ruta segura sin ningún temor a ser descubiertos y también revela el lugar donde su ejército ha decidido atacar. Al oír esto, Amonasro sale de su escondite y revela su identidad. Radamés se siente deshonrado. Al mismo tiempo Amneris y Ramfis dejan el templo y, al ver a Radamés con su enemigo, llama a los guardias. Amonasro y Aida intentan convencer a Radamés de que se escape con ellos, pero él lo rechaza y se rinde a los guardias imperiales.
Las imagnes corresponden a una de las representaciones que se hicieron en el teatro de la ciudad natal de Verdi, Busseto, en el año 2001, con motivo del centenario de la muerte del compositor. A pesar de lo reducido del espacio del escenario del teatro, esta Aida contó con un director de escena tan afamado como es Franco Zefirelli. La dirección musical es de Massimiliano Stefanelli. Aida está interpretada por Adina Aaron, Radamés por Scott Piper, Amneris por Kate Aldrich y Amonasro por Giuseppe Garra.
Aunque es un poco largo, dejamos la traducción del texto de este hermoso dúo del acto III de Aida
RADAMÉS
Al fin te vuelvo a ver,
mi dulce Aida.
AIDA
Detente. Vete.
¿Qué esperas todavía?
RADAMÉS
El amor me guía junto a ti.
AIDA
Te aguardan los ritos de otro amor.
Como esposo de Amneris…
RADAMÉS
¿Qué estas diciendo?
Sólo puedo amarte a ti, Aida.
Los dioses me escuchan,
tú serás mía.
AIDA
¡No te manches con un perjurio!
Te amé leal,
no te amaría si fueras perjuro.
RADAMÉS
¿Dudas de mi amor, Aida?
AIDA
¿Y cómo esperas sustraerte
a las caricias de Amneris,
a la voluntad del rey,
a los deseos de tu pueblo,
a la ira de los sacerdotes?
RADAMÉS
Escúchame, Aida.
La tierra de Etiopía
ha despertado de nuevo
en el feroz anhelo de otra guerra.
Los tuyos
ya invaden nuestra patria,
yo seré el caudillo de los egipcios.
Entre el fragor y los aplausos
de la victoria,
me postraré ante el rey,
le desvelaré mi corazón.
Tu serás la corona de mi gloria,
y viviremos felices
en un amor eterno.
AIDA
¿No temes el vengativo furor
de Amneris?
Su venganza,
tremenda como un rayo,
caerá sobre mí, sobre mi padre,
sobre todos.
RADAMÉS
Yo te defenderé.
AIDA
En vano. No podrías.
Aunque si me amas,
todavía existe para nosotros
una manera de evitarlo.
RADAMÉS
¿Cuál?
AIDA
¡Huir!
RADAMÉS
¡Huir!
AIDA
Huyamos de los ardores inhóspitos
de estas tierras desnudas;
una nueva patria se abre
ante nuestro amor.
Allí entre bosques vírgenes,
perfumados de flores,
en éxtasis feliz
olvidaremos el mundo.
RADAMÉS
¿Debería huir contigo
hacia una tierra extraña?
¡Abandonar la patria,
los altares de nuestros dioses!
¿Cómo podríamos olvidar la tierra
donde he recogido mis primeros
laureles de gloria,
el cielo de nuestro amor?
AIDA
Allí entre bosques vírgenes, etc.
RADAMÉS
El cielo de nuestro amor, etc.
AIDA
Bajo mi cielo
nuestro amor será más libre;
allí en el mismo templo
tendremos los mismos dioses, etc.
¡Huyamos, huyamos!
RADAMÉS
¡Abandonar la patria! etc.
¡Aida!
AIDA
Tú no me amas, ¡vete!
RADAMÉS
¿Crees que no te amo?
AIDA
¡Vete!
RADAMÉS
Jamás ni mortal ni dios alguno
ardió con un amor poderoso
semejante al mío.
AIDA
Vete, vete,
Amneris te espera ante el altar.
RADAMÉS
¡No! ¡Jamás!
AIDA
¿Jamás has dicho?
Entonces que caiga el hacha
sobre mí y sobre mi padre.
RADAMÉS
¡Ah, no! ¡Huyamos!
Sí, huyamos de estos muros,
huyamos juntos al desierto;
aquí sólo reina la desventura,
allí se abre un cielo de amor.
El inmenso desierto
será nuestro tálamo nupcial.
Los astros brillarán sobre nosotros
con su más nítido fulgor.
AIDA
En el país feliz de mis padres,
el cielo nos aguarda; allí el aire
está perfumado, allí la tierra
es todo gratos aromas
y hermosas flores.
Frescos valles y verdes prados
serán nuestro tálamo,
los astros brillarán sobre nosotros
con su más nítido fulgor.
AIDA, RADAMÉS
Ven conmigo, huyamos juntos
de esta tierra de dolor.
Ven conmigo, te amo, te amo.
El amor será nuestro guía.
AIDA
Pero dime:
¿por qué camino evitaremos
las legiones del ejército?
RADAMÉS
El camino escogido
por los nuestros
para arrojarnos sobre el enemigo
estará desierto hasta mañana.
AIDA
¿Y cuál es ese camino?
RADAMÉS
El desfiladero de Nápata.
(Amonasro sale de su escondite.)
AMONASRO
¡El desfiladero de Nápata!
¡Allí estarán los míos!
RADAMÉS
¡Oh! ¿Quién nos escucha?
AMONASRO
El padre de Aida
y el rey de los etíopes.
RADAMÉS
¡Tú, Amonasro! ¿Tú, el rey?
¡Dioses! ¿Qué he dicho?
¡No! No es cierto, no es cierto, ¡no
Es un sueño, un delirio.
AIDA
¡Ay, no! Cálmate, escúchame…
AMONASRO
El amor de Aida…
AIDA
… confía en mi amor.
AMONASRO
… te levantará un trono!
RADAMÉS
¡Estoy deshonrado!
¡Por ti he traicionado a mi patria!
AIDA
¡Cálmate! ¡Ah no! ¡Cálmate!, etc.
AMONASRO
No, tú no eres culpable,
era la voluntad del destino, etc.
Ven: al otro lado del Nilo nos
esperan los leales que nos siguen;
allí el amor coronará
los deseos de tu corazón.
¡Ven, ven, ven!
(Amneris sale del templo seguida
Ramfis y los guardianes.)
AMNERIS
¡Traidor!
AIDA
¡Mi rival!
AMONASRO
(Amenaza a Amneris con una
daga)
¡Vienes a destruir mis planes!
¡Muere!
(Radamés se interpone entre
Amneris y Amonastro)
RADAMÉS
¡Detente, loco!
AMONASRO
¡Oh, rabia!
RAMFIS
¡Aquí, guardias!
RADAMÉS
(a Aida y Amonasro)
¡Rápido, huid!
AMONASRO
(arrastrando a Aida)
Ven, hija mía.
RAMFIS
(a los guardias)
¡Seguidles!
RADAMÉS
(a Ramfis)
Sacerdote, estoy en tus manos.







