LOS MEJORES MOMENTOS Y GRANDES ARIAS DE OTELLO DE VERDI
Otello es la penúltima de las óperas de Verdi, así pues nuestro recorrido para conocer las mejores arias de sus óperas está a punto de terminar. Por consiguiente vamos a intentar aprovechar bien lo que nos queda repasando las arias de Otello.
Más adelante ya aclararemos porque hemos puesto también eso de mejores momentos.
Verdi no compone
Ya hemos visto que en los últimos años, a Verdi le costaba cada vez más componer. En efecto, ya vimos que La forza del destino, fue escrita casi para mejorar la economía de casa Verdi más que por otra cosa. Desde Aida, escrita en 1871, Verdi no había escrito otra ópera hasta Otello en 1887. En este lapso de tiempo escribió el Réquiem y revisó Simon Boccanegra y Don Carlo, pero no se había puesto a pensar en una nueva ópera.
Se ha escrito que a Verdi le costaba encajar en los cambios que estaba experimentando la música. Así que tal vez por esto no se sentía muy animado ni tan siquiera a retomar su proyecto de musicar el Rey Lear. Su gran tema pendiente, y que nunca vería la luz.
Los amigos se compinchan
Este mutismo lo acabarían sus amigos. En particular el compositor y libretista Arrigo Boito. Éste contactó con Giulio Ricordi, el editor, y con la ayuda de la señora Verdi, origanizaron una cena. Como quien no quiere la cosa se sacó el tema del Otello de Rossini, y entre unos y otros consiguieron despertar el interés de Verdi, aunque moderadamente.
Boito mandó a Verdi un borrador del libreto de Otello poco más tarde. De todos modos Verdi no quería que Otello fuera otro Rey Lear que se arrastraba por su mesa de trabajo por años y años.
De modo que no picó. Además hubo desencuentros entre Boito y Verdi que se solucionaron tras las revisiones de Simón Boccanegra y Don Carlo en 1884. Así pues, es entonces cuando Verdi se lanza a poner música a este gran drama shakesperiano. Primero se pensó en titular la ópera Iago, pero luego se descartó y el Otello de Verdi ya estaba listo para empezar su vida en los escenarios. Desde su estreno no ha dejado de representarse.
En Otello hay un nuevo Verdi
Ya habíamos comentado al hablar de las óperas anteriores que Verdi componía cada vez de un modo más abierto. Los números cerrados de recitativo, aria y cabaletta ya no aparecían practicamente nunca. Esto en Otello se ve más que nunca. La música fluye continuamente. Los números individuales enlazan con dúos o números de conjunto sin saber exactamente donde empiezan unos o terminan los otros.
Aún así, encontraremos rasgos de la tradición verdiana anterior. Si se revisa la ópera completa se podrá ver eso en el dúo de Otello y Iago, en los coros, etc.
Verdi sale al exterior cada vez más. En Simon Boccanegra veíamos como el mar estaba presente en la música. También en Aida, retratando perfectamente la nocturnidad del Nilo. Aquí Verdi inicia la ópera con la tempestad más potente de la historia de la ópera.
La tempestad, toda esa turbulencia es también un indicativo de lo que viene después. Espíritus atormentados, sentimientos llevados al extremo. En Otello la atmósfera es oscura, tremenda.
Lo que el Otello de Verdi no cuenta
Probablemente para no alargar demasiado la ópera, Boito se saltó el primer acto del drama de Shakespeare. Por eso quedan un poco incomprensibles esas dudas de Otello respecto a Desdémona. Otello era moro, de piel oscura. La familia de Desdémona se oponía radicalmente a la boda por motivos raciales. Aún así, la joven decide escapar con Otello a escondidas de su padre. A pesar de esta prueba de amor, a Otello le quedan siempre dudas de si será capaz de amarlo absolutamente. Un personaje del drama le dice a Otello: «Ella engañó a su padre, pero también puede engañarte a tí». Por eso veremos que tras la imagen guerrera de Otello se esconde un hombre inseguro y facilmente manipulable.
Tres personajes para nuestras arias de Otello
Nuestros tres personajes son Otello, Iago y Desdémona. El trípode donde se asienta toda la obra. Sin embargo, todos los personajes pivotan alrededor de Iago. Es Iago quien mueve los hilos de la historia. Se ha hablado de que Otello es la ópera de los celos. Es cierto que los celos están, pero en realidad es la ópera de la perfidia y la maldad de Iago. Él es quien provoca los sentimientos que le interesan en cada personaje. Los manipula a todos.
Las arias de Otello y los mejores momentos
Ahora aclararemos lo de los mejores momentos.
Esultate!
El Esultate! no es un aria. Es el inicio de una escena. Otello ha logrado sobrevivir a una feroz tempestad que ha estado a punto de hundir su nave. Los venecianos han luchado ferozmente contra los turcos y han vencido. Cuando la tempestad se calma y Otello desembarca lo hace con este canto triunfal.
Tremenda prueba para el tenor. La voz está fría y tiene que lanzar un grito triunfal. Verdi se lo puso difícil. En bastantes teatros si el Esultate! no es de traca, el tenor ya puede hacer maravillas después, que ya está condenado. Aunque las arias de Otello empiecen con algo que no es una aria, espero que se nos perdone.
Mario del Monaco es Otello. El Esultate! es uno de los mejores momentos de Otello. Breve pero intenso.
Credo in un Dio crudel
De las arias de Otello, ésta de Iago es una de las que nos recuerda más al Verdi anterior. Empieza con un recitativo, mucho más cantado que antes, eso sí. Luego sigue en toda una declaración de «principios».
Personaje malvado, cruel, es sobrecogedora la descripción que hace de sí mismo. No añadimos más palabras, aquí está el texto.
Ve; ya veo tu meta!
Te empuja tu demonio,
y tu demonio soy yo.
Y a mi me arrastra el mío
al que creo un inexorable Dios.
Creo en un Dios cruel que me creó
a su semejanza, y que nombro con ira.
De la vileza de un germen
que me engendró vil.
Soy malvado porque soy hombre;
y siento el barro originario en mí.
¡Sí! ¡Ésta es mi fe!
Creo con firme corazón, como cree
la viudita en el templo,
que el mal que de mí procede,
por mi destino lo cumplo.
Creo que el justo es un histrión burlón,
tanto su rostro como su corazón,
son falsos:
lágrimas, besos, miradas,
sacrificios y honor.
Y creo al hombre juguete
de una inicua suerte
desde el germen de la cuna
hasta el gusano de la tumba.
Llega luego la Muerte.
¿Y luego? La Muerte es la Nada.
¡Eso del cielo es una vieja fábula!
Carlos Álvarez es Iago. En esta grabación del Festival de Salzburgo de 2008 podemos ver como hace ir a Cassio por donde quiere. Dirige Riccardo Muti.
La canción del sauce y Ave María
Es el momento de Desdémona. Nuevamente las arias de Otello se convierten en momentos memorables. Lo que vamos a oir no es una aria. Es una canción y luego una oración. Desdémona es la caricia en esta lucha de sentimientos que es esta ópera. El Verdi más refinado es para este personaje. Desdémona prevee que algo terrible va a suceder y pone su alma en paz.
Mirella Freni es Desdémona. Producción del Teatro alla Scala de 1976. Dirige Carlos Kleiber.
Niun mi tema
Estamos en el último acto, y esta es la última de las arias de Otello. Éste ha dado muerte a Desdémona que yace en la cama. Otello va a suicidarse. Que nadie me tema, dice al inicio. Otello ya no puede más. Esto se ha de ver en el canto. El final ha de cantarse casi musitando, la voz ha de sonar doliente. El mismo Otello que empezaba con ese Esultate! termina casi sin voz.
Otello es la guinda del pastel para muchos tenores. Y también es donde tantos se estrellan. Nosotros hemos dedicado muchas páginas a uno de los más populares Otellos de la historia que es Plácido Domingo. Se puede acceder a las varias entradas a través del buscador del blog.
Hoy, sin embargo, traemos a otro de los grandes para la última de las arias de Otello. Ramón Vinay. Grabación de 1951.