DON CARLO (VERDI)
Don Carlos (título original en francés, Don Carlos; en italiano, Don Carlo) es una ópera en cinco actos con música de Giuseppe Verdi y libreto en francés de François Joseph Méry y Camille du Locle, basado en el drama Dom Karlos, Infant von Spanien de Schiller. La versión en italiano fue adaptada por el propio Verdi y el libreto fue traducido y adaptado por Achille de Lauzières. En francés se estrenó en la Ópera de París el 11 de marzo de 1867.
A lo largo de veinte años, se hicieron cortes y adiciones a la ópera, lo que dio como resultado que una diversidad de versiones estuvieran disponibles para directores. Ninguna otra ópera de Verdi tiene tantas versiones. Con su duración íntegra (incluyendo el ballet y los cortes hechos antes de la primera representación), contiene alrededor de cuatro horas de música, siendo la más larga ópera de Verdi. En la versión italiana se omitió el Acto I y el ballet, y estuvo terminada para marzo de 1883, así que cuando nos refiramos a la versión italiana citaremos este año, 1883, aunque pondremos el argumento completo, es decir el de la versión francesa original, aunque también se puede encontrar una versión italiana en cinco actos.
En resumen, la historia se basa en conflictos en la vida del príncipe Don Carlo (1545–1568) después de que su prometida, Elisabetta de Valois, se casara en lugar de ello con su padre el rey Felipe II como parte del tratado de paz que puso fin a la guerra italiana de 1551-1559 entre las Casas de Habsburgo y Valois; aparecen la Contrarreforma, la Inquisición y la rebelión de los calvinistas en Flandes, Brabante y Holanda.
El argumento más detallado es el siguiente:
Acto I
(Este Acto se omite en la revisión de 1883).
El bosque de Fontainebleau, Francia en invierno.
Se oye un preludio y coro de leñadores con sus esposas. Se quejan de su dura vida, empeorada por la guerra con España. Elisabetta, hija del rey de Francia, llega con sus damas. Asegura al pueblo que su próximo matrimonio con Don Carlo, hijo del rey de España, traerá el fin de la guerra, y se marcha.
(Esto se cortó antes del estreno en París y fue reemplazado por una breve escena en la que Elisabetta cruza el escenario y entrega dinero a los leñadores.)
Carlo, saliendo de su escondite, ha visto a Elisabetta y se ha enamorado de ella (Aria: «Je l’ai vue» / «Io la vidi»). Cuando ella reaparece, él inicialmente pretende ser un miembro de la legación del conde de Lerma, pero luego revela su identidad y sus sentimientos, a los que ella corresponde (Dúo: «De quels transports poignants et doux» / «Di quale amor, di quanto ardor»). Un cañonazo significa que la paz se ha declarado entre España y Francia, y Thibault , el paje de la princesa, informa a Elisabetta que su mano va a ser reclamada no por Don Carlo, sino por su padre, el rey Felipe II. Lerma y sus seguidores confirman esto, y Elisabetta se siente obligada a aceptar, para consolidar la paz. Se marcha a España, dejando desolado a Carlo.
Acto II
(Este Acto es el I en la revisión de 1883.)
Escena 1: El monasterio de Saint-Just (San Jerónimo de Yuste) en España
Los monjes rezan por el alma del emperador Carlos V («Carlo Quinto»). Su nieto Don Carlo entra, angustiado porque la mujer a la que ama está casada con su padre.
(En la revisión de 1883, él canta una versión revisada del aria «Je l’ai vue» / «Io la vidi», que se salvó del omitido Acto I pero con algo de música diferente y otro texto para reflejar su actual situación de saber ya que no puede casarse con Elisabetta mientras que en el original se supone todavía que el novio será él cuando canta el aria.)
Un monje que se parece al anterior emperador le ofrece consuelo de paz a través de Dios. El amigo de Carlo, Rodrigo, marqués de Posa, acaba de llegar de las oprimidas tierras de Flandes (Aria: «J’étais en Flandres»).
(Esto se cortó durante los ensayos anteriores al estreno.)
Le pide la ayuda del Infante para ayudar al sufriente pueblo de Flandes. Carlo le revela su amor por su madrastra. Posa le anima a abandonar España y marchar a Flandes. Los dos hombres juran una amistad eterna (Dúo: «Dieu, tu semas dans nos âmes» / «Dio, che nell’alma infondere«). El rey Felipe y su nueva esposa, con sus ayudantes, entran a homenajear la tumba de Carlos V, mientras Carlo lamenta su amor perdido.
Escena 2: Un jardín cerca de Saint-Just
La princesa de Éboli canta la «canción del velo» («Au palais des fées» / «Nel giardin del bello«) sobre un rey moro y una belleza con velo que resulta ser su esposa a la que no hace caso. Elisabetta entra. Posa entrega una carta de Francia (y secretamente una nota de Don Carlo). A petición suya (Aria: «L’Infant Carlos, notre espérance» / «Carlo ch’è sol il nostro amore«), Elisabetta se muestra de acuerdo en ver al Infante a solas. Éboli deduce que ella, Éboli, es la persona a la que Don Carlo ama.
Cuando están a solas, Don Carlo le dice a Elisabetta que se siente infeliz, y le pide a ella que ruegue a Felipe para que lo envíe a Flandes. Ella rápidamente se muestra conforme, haciendo que Carlo renueve su declaración de amor, que ella, píamente, rechaza. Don Carlo sale frenético, gritando que debe estar maldito. Entra el rey y se enfada porque la reina está sola, sin gente que la atienda. Ordena a su dama de compañía, la condesa de Aremberg, que vuelva a Francia, lo que impulsa a Elisabetta a cantar una triste canción de despedida. (Aria: «Oh ma chère compagne» / «Non pianger, mia compagna«). El rey se acerca a Posa, cuyo carácter y activismo lo han impresionado favorablemente. Posa ruega al rey que deje de oprimir al pueblo de Flandes. El rey llama a la idealista petición de Posa «poco realista», y le advierte que el Gran Inquisidor lo vigila.
(Este dúo fue revisado tres veces por Verdi.)
Acto III
(Este Acto es el Acto II en la revisión de 1883.)
Escena 1: Tarde en el jardín de la reina en Madrid
Elisabetta está cansada, y desea concentrarse en la coronación de los días siguientes del rey. Para evitar el divertissement planeado para la tarde, ella intercambia máscaras con Éboli, asumiendo que por lo tanto su ausencia no se notará, y se marcha.
(Esta escena se omitió en la revisión de 1883.)
(El ballet, (coreografiado por Lucien Petipa – el hermano mayor del también coreógrafo Marius Petipa – y titulado «La Pérégrina») tuvo lugar en este punto en el estreno.)
Don Carlo entra. Ha recibido una nota sugiriendo una cita en los jardines, que él cree que procede de Elisabetta, pero que en realidad es de Éboli, a quien él, confundido, declara su amor. La disfrazada Éboli se da cuenta de que él cree que ella es la reina, y Carlo queda horrorizado de que ella sepa ahora su secreto. Cuando entra Posa, ella amenaza con decir al rey que Elisabetta y Carlo son amantes. Carlo impide a Posa apuñalarla, y ella sale con un furor vengativo. Posa le pide a Carlo que confíe en él cualquier documento políticamente comprometido que pueda tener y, cuando Carlo se muestra conforme, ellos reafirman su amistad.
Escena 2: Enfrente de la catedral de Valladolid
Se hacen preparativos para un auto de fe, el desfile público y quema de herejes condenados. Mientras que el pueblo lo celebra, los monjes arrastran a los condenados a la pila de leña. Le sigue la procesión real, y el rey se dirige al pueblo, pero Don Carlo trae a primer plano a seis diputados flamencos, quienes le piden al rey la libertad de su país. La gente y la corte muestran su simpatía, pero el rey, apoyado por los monjes, ordena el arresto de los diputados. Carlo saca su espada contra el rey. El rey pide ayuda, pero los guardias no atacan a Carlo. Posa se mete en medio y persuade a Carlo para que entregue su espada. El rey entonces nombra a Posa duque, se prende fuego a la pila de leña y, conforme empiezan a arder las llamas, una voz celestial se puede oír prometiendo la paz para las almas condenadas.
Acto IV
(Este Acto es el III en la revisión de 1883.)
Escena 1: Aurora en el estudio del rey Felipe en Madrid
A solas, el rey, absorto, lamenta que Elisabetta nunca lo haya amado, que su cargo signifique que él tenga que estar eternamente vigilante, y que él sólo dormirá adecuadamente cuando esté en su tumba en El Escorial (Aria: «Elle ne m’aime pas» / «Ella giammai m’amò«). Anuncian al Gran Inquisidor, ciego, de noventa años. El rey pregunta si la Iglesia objetará matar a su propio hijo, y el Inquisidor replica que el rey estará en buena compañía: Dios sacrificó a Su propio hijo. A su vez, el Inquisidor exige que el rey mate a Posa. El rey rechaza matar a su amigo, a quien admira y aprecia, pero el Inquisidor le recuerda al rey que la Inquisición puede abatir a cualquier rey; él ha destruido a otros reyes antes. El rey admite que carece de poder para salvar a su amigo y le ruega al Gran Inquisidor que olvide toda la discusión. El Gran Inquisidor replica «Ya veremos» y se marcha. Elisabetta entra, alarmada ante la aparente sustracción de su cofre de joyas, pero el rey lo presenta y señala el retrato de Don Carlo que contiene, y la acusa de adulterio. Ella protesta que es inocente, y, cuando el rey la amenaza, ella se desmaya. Él pide ayuda. Aparecen Éboli y Posa, y cantan un cuarteto («Maudit soit le soupçon infâme» / «Ah, sii maledetto, sospetto fatale«). El rey se da cuenta de que ha juzgado mal a su esposa. Posa resuelve salvar a Carlo, aunque ello signifique su propia muerte. Éboli siente remordimientos por traicionar a Elisabetta; esta última, recuperándose, expresa su desesperación.
(Este cuarteto fue revisado por Verdi en 1883.)
Las dos mujeres se quedan solas. (Un dúo, «J’ai tout compris», fue cortado antes del estreno). Éboli confiesa no sólo que ella robó el cofre porque ella ama a Carlo y este la ha rechazado, sino que, aún peor, ella ha sido la amante del rey. Elisabetta le dice que debe irse al exilio o entrar en un convento, y sale. Éboli, a solas, maldice el fatal orgullo que su belleza le ha causado, elige el convento antes que el exilio, y decide intentar salvar a Carlo de la Inquisición (Aria: «O don fatal» / «O don fatale«).
Escena 2: Una prisión
Don Carlo ha sido aprisionado. Posa llega para decirle que será salvado, pero que él mismo tendrá que morir, incriminado por los documentos políticamente sensibles que Carlo le ha confiado (Aria, part 1: «C’est mon jour suprème» / «Per me giunto è il di supremo«). Una figura sombría dispara a Posa en el pecho. Al morir, Posa le dice a Carlo que Elisabetta lo encontrará en Saint-Just al día siguiente, y le dice que está feliz de morir si su amigo puede salvar Flandes y gobernar sobre una España más feliz (Aria, parte 2: «Ah, je meurs, l’âme joyeuse» / «Io morrò, ma lieto in core«). Después de su muerte, entra Felipe, ofreciendo la libertad a su hijo. Carlo lo rechaza por haber matado a Posa. El rey ve que han matado a Posa, y expresa a gritos su dolor.
(Un dúo incluido en este punto para Carlo y el rey, cortado antes del estreno, se usó más adelante por Verdi para el Lacrimosa en su Réquiem.)
Suenan las campanas,y Elisabetta, Éboli y el Gran Inquisidor llegan, mientras el pueblo exige la liberación de Carlo y amenaza al rey. En la confusión, Éboli se escapa con Carlo. El pueblo es suficientemente valiente para amenazar al rey, pero quedan aterrorizados por el Gran Inquisidor, y al instante obedecen su enojada orden de calmarse y hacer una reverencia al rey.
(Tras el estreno, algunas producciones acabaron este Acto con la muerte de Posa; sin embargo, en 1883 Verdi proporcionó una versión acortada de la insurrección, pues sentía que de otra forma no quedaría claro cómo Éboli había cumplido su promesa de rescatar a Carlo.)
Acto V
(Este Acto es el IV en la versión de 1883.)
El monasterio iluminado por la Luna de Saint-Just
Elisabetta se arrodilla ante la tumba de Carlos V. Se compromete a ayudar a Carlo en su vía a cumplir su destino en Flandes, pero ella misma sólo desea la muerte (Aria: «Toi qui sus le néant» /»Tu che la vanità«). Carlo aparece y tienen una despedida final, prometiendo encontrarse de nuevo en el Cielo (Dúo: «Au revoir dans un monde où la vie est meilleure» / «Ma lassù ci vedremo in un mondo migliore«).
(Este dúo fue revisado dos veces por Verdi.)
Felipe y el Gran Inquisidor entran: el rey declara que habrá un doble sacrificio, y el Inquisidor confirma que cumplirá con su deber. Sigue un breve juicio sumario.
(El juicio se omitió en 1883.)
Carlo, llamando a Dios, saca su espada para defenderse de los guardias del Inquisidor, cuando de repente, el Monje emerge de la tumba de Carlos V. Agarra a Carlo por el hombro, y en alto proclama que la turbulencia del mundo persistirá incluso en la Iglesia; no podemos descansar sino en el Cielo. Felipe y el Inquisidor reconocen la voz del Monje como la del padre del rey, el anterior emperador Carlos V («Carlo Quinto»). Todo el mundo grita horrorizado, y el Monje/anterior Emperador arrastra a Carlo a la fuerza a la tumba y sella la salida. Fin de la ópera.
A continuación podemos ver una versión de Don Carlo de Giuseppe Verdi, con el siguiente reparto:
Felipe II – Rey de España, padre de Don Carlo y esposo por razones políticas de Elisabetta de Valois. Papel para bajo. Laszlo Polgar
Elisabetta de Valois – Casada con Felipe II pero enamorada de Don Carlo. Papel para soprano. Ilona Tokody
Eboli – Figura de la oposición larvada en la corte de Felipe II, ha sido amante del rey y ama a Don Carlo. Papel para mezzosoprano. Ildiko Komlosi
Don Carlo – Príncipe de España, hijo de Felipe II, enamorado de Elisabetta. Papel para tenor lírico. Peter Kelen
Posa – Amigo de Don Carlo, papel para barítono. Lajos Miller
El Gran Inquisidor – Personalidad dominante en la vida religiosa, anciano de noventa años, representa el conservadurismo más radical en la corte de Felipe II. Papel para bajo, breve pero de gran intensidad. Istvan Berczelly
Un fraile -Representa al antiguo Emperador Carlos V. Papel para bajo. Csaba Airizer
Director musical: Ervin Lukacs
Director de escena: Andras Miko
Opera Estatal de Budapest 2001