El oro del Rhin, Das Rheingold, es el prólogo de la tetralogía de Richard Wagner, El anillo del nibelungo. Se estrenó en la Ópera de la Corte de Munich, el 22 de septiembre de 1869. En España su estreno tuvo lugar en el Teatro Real de Madrid el 2 de marzo de 1910.
Con El oro del Rhin, se da comienzo a la narración de los acontecimientos que terminarán con la muerte de Siegfried y el comienzo de una nueva etapa para la humanidad, ya que en suma, lo que la Tetralogía narra, es la caída de los dioses antiguos y el inicio de una nueva era.
ARGUMENTO
Acto I
El comienzo de El oro del Rhin, representa de manera simbólica el orígen del mundo. La escena se desarrolla en el fondo de las aguas del Rhin, donde las Hijas del Rhin, Woglinde, Wellgunde y Flosshilde se burlan de un enano de aspecto repulsivo que aparece entre el fango y las rocas del río.
El enano, es un nibelungo llamado Alberich, que se acerca a las Hijas del Rhin con propósitos lascivos, que se ven frustrados por ellas, que burlándose de él, lo sumen en una profunda frustración y rabia.
Los rayos del sol que se filtran a travñes de las aguas del Rhin inciden sobre el oro que descansa en el fondo y que es custodiado por las Hijas del Rhin. La visión del oro, despierta otra de las tendencias de Alberich: la codicia. Las Hijas del Rhin, le advierten de que quien deseee poseer el oro, deberá renunciar al amor. Alberich, espoleado por la frustración y la rabia que le han provocado las burlas y el rechazo de las jóvenes, renuncia al amor y se lleva el oro, ante los gritos de las Hijas del Rhin.
Sin el oro, el río se convierte en un espacio oscuro y turbio, en el que se pueden oir las carcajadas del enano Alberich.
Acto II
La acción se sitúa en lo alto de una montaña donde los dioses han pasado la noche, a la espera de poder ocupar el Walhalla, el castillo que será su nueva morada cuando los gigantes Fasolt y Fafner lo consideren acabado, algo que ya es un hecho inminente.
Fricka, la diosa del matrimonio y la familia, está preocupada por el precio que los gigantes querrán cobrar por su trabajo, ya que Wotan, esposo de Fircka y el jefe de los dioses, les prometió a los gigantes a la diosa Freia, diosa del amor. Sin embargo, sin Freia, el resto de los dioses no pueden subsistir, ya que Freia es la encargada de procurarles las manzanas de la juventud eterna. Por otra parte, Freia no tiene ningún deseo que ser el pago de los gigantes.
Pero Wotan no parece tan preocupado ya que duerme tranquilamente, y es Fricka la que lo despierta para poner el tema del pago a los gigantes sobre la mesa. Llegan Freia y los gigantes, que reclaman su pago. Donner, dios del trueno y Froh, dios de la primavera defienden a Freia, que está desesperada. Wotan impone su autoridad, y considera que no es justo que los gigantes no reciban su pago.
Llega Loge, dios del fuego, en el que Wotan confiaba para que aportara una solución al problema del pago a los gigantes, pero Loge no aporta ninguna solución nueva. Sin embargo trae una noticia que puede cambiar muchas cosas: el oro del Rhin ha pasado a ser posesión del enano Alberich, que pretende dominar el mundo con él. Wotan piensa que ese oro puede ser un buen pago a los gigantes, y así liberar a Freia. Los gigantes lo aceptan, pero mientras no les entregan el oro, se llevan a Freia. Wotan y Loge serán los que descenderán al centro de la tierra para arrebatarle el oro a Alberich.
Al llevarse a Freia, los dioses empiezan a envejecer, ya que Freia no les ha podido suministar las manzanas de la juventud.
Acto III
Wotan y Loge se dirigen a la tierra de los Nibelungos, donde se oyen los martillos que golpeando los yunques, transforman el oro del Rhin en barras.
Mime, hermano de Alberich, ha forjado un anillo que le dará a Alberich el poder de dominar la tierra. Mime además ha forjado un yelmo que da, a quien lo lleva, el poder de adoptar la apariencia física que se desee. Alberich, al ver el yelmo en manos de su hermano, le propina una paliza que lo deja malherido y se lo arrebata. Cuando Wotan y Loge llegan, se encuentran a Mime herido y éste les cuenta lo que ha sucedido.
Wotan y Loge van a encontrarse con Alberich, que cegado por el poder que ha obtenido con el yelmo mágico, el Tanrhelm, no duda en acceder a las peticiones de los dioses de demostrar lo que puede hacer con él, así pues, se convierte primero en un reptil de aspecto terrorífico, y luego en una rana inofensiva. En ese momento, Wotan y Loge le roban el yelmo y lo hacen prisionero, llevándoselo a la montaña.
Acto IV
Wotan y Loge, con el capturado Alberich, llegan a la montaña donde están los dioses. Alberich se ve oblifgado a entregar todo el oro. Wotan y Loge se apoderan también del anillo, lo que desespera al enano, ya que pensaba liberarse gracias al poder que tiene. Liberan a Alberich, que al verse sin el oro ni el anillo ni el yelmo lanza una maldición: todo aquel que posea el anillo morirá. A Wotan no parece importarle esto y se lo queda igualmente.
Llegan los gigantes dispuestos a cobrar lo prometido, Wotan les entrega el oro pero conserva el yelmo y el anillo. Sin embargo, el gigante Fasolt que está enamorado de la diosa Freia, no quiere perderla, y decide construir una muralla con el oro de modo que la diosa quede cubierta por ella. Se hace así, pero quedan dos oberturas y una es cubierta por el yelmo, y cuando le reclama a Wotan el anillo para cubrir la otra, Wotan se niega a entregarlo. Entonces aparece Erda, la diosa de la tierra, que le aconseja a Wotan que entregue el anillo. Finalmente el anillo pasa a manos de los gigantes y la diosa Freia es liberada.
Pero recordemos que el anillo está maldito, y pronto su maldición se hace evidente: Fasolt lo quiere, porque Fafner se ha quedado con una mayor parte del botín. Fafner se defiende y mata a Fasolt. Fafner se hace con la totalidad del tesoro y se retira a una cueva donde, con la ayuda del yelmo, toma la forma de un dragón.
Toda esta sucesión de hechos violentos han creado una atmósfera nociva, que el dios de trueno, Donner, se encarga de limpiar con una fuerte tempestad. Tras la misma surge el arco iris, por el que los dioses ascienden hasta el Walhalla. El el río, las Hijas del Rhin siguen lamentándose por el oro robado. Wotan entra triunfal en el Walhalla. Sólo Loge manifiesta dudas acerca del futuro de los dioses.
A continuación, veamos diversas escenas de El oro del Rhin. Para ello hemos elegido una producción del Metropolitan Opera House (1990), con dirección musical de James Levine y escénica de Otto Schenk. Los primcipales papeles están interpretados por:
Wotan: James Morris
Loge: Siegfried Jerusalem
Alberich: Ekkehard Wlaschiha
Fricka: Christa Ludwig
Freia: Mari Anne Häggander
Erda: Brigitta Svenden
Mime: Heinz Zednik
Weglinde: Kaaren Erickson
Wellgunde: Diane Kesling
Flosshilde: Meredith Parsons
Froh: Mark Baker
Donner: Alan Held
Fasolt: Jan-Hendrik Rootering
Fafner: Matti Salminen
Preludio y Tema del oro.
Llegada de los gigantes cuando pretenden llevarse a Freia.
LLegada de Wotan y Loge al País de los Nibelungos, captura de Alberich.
Los gigantes reclaman el oro.
Erda, diosa de la tierra, aconseja a Wotan. Escena del trueno (¡Heda! ¡Heda! ¡Hedo!)
Final. Entrada de los dioses en el Walhalla.
Diversas producciones de El oro del Rhin en DVD