Hoy vamos a dedicar un espacio a la solemne aria de la ópera Nabucco de Verdi, Dio di Giuda.
El aria Dio di Giuda la encontramos en el acto IV de la ópera. El personaje de Nabucco está prisionero, y desde su celda ve pasar a su hija Fenena hacia el patíbulo. Entonces, Nabucco, se dirige al dios de Judá, pidiendo perdón por sus errores.
El tono del aria sugiere inmediatamente lo que es, una oración en toda regla. Los violonchelos ya nos sumergen en el ambiente de solemnidad, recogimiento y lamento que relata el texto:
Dio di Giuda!…l’ara, il tempio
a Te sacri, sorgeranno…
Deh, mi togli a tanto affanno
e i miei ritti struggerò.
Tu m’ascolti!…Già dell’empio
rischiarata è l’egra mente!
Dio verace, onnipossente,
adorarti ognor saprò
Esta aria tiene frecuentes ascensos al agudo y varias notas de paso, que la hacen algo incómoda para el intéprete. El barítono verdiano, del cual no se habla tanto como de la soprano verdiana, tiene que tener una tesitura más aguda de lo que venía siendo habitual hasta ese momento, pero a la vez precisa una contundencia y firmeza notables, algo que no resulta tan simple y facil de conseguir.
Vamos a ver a varios barítonos cantando Dio di Giuda. El primero es Renato Bruson.
Piero Cappuccilli. Al aria, Dio di Giuda, le sigue la cabaletta Cadran, cadranno i perfidi.
Ettore Bastianini. Oiremos también el recitativo previo Son pur queste mie membra.







