Ayer, dia 7 de diciembre de 2012, como ya es habitual tuvo lugar el estreno de la temporada 2012-2013 del Teatro alla Scala de Milán. Para esta inauguración la ópera elegida, no sin controversia, fué Lohengrin de Richard Wagner.
El cast inicial era el siguiente:
Heinrich der Vogler: René Pape; Lohengrin: Jonas Kaufmann; Elsa von Brabant: Anja Harteros; Friedrich von Telramund: Tómas Tómasson; Ortrud: Evelyn Herlitzius y el Heraldo real: Zeljko Lucic. Sin embargo, a ultimísima hora, el rol de Elsa fue asumido por la soprano alemana Anette Dasch ya que la titular Anja Harteros y la cover, Ann Petersen no estaban en disposición de hacerlo por sendas indisposiciones según se informó desde el teatro.
Daniel Barenboim fué el director musical y Claus Guth el director de escena. El decorado y vestuario corrió a cargo de Christian Schmidt.
La prima de La Scala es siempre un acontecimiento, no sólo a nivel operístico si no también social, y su repercusión abarca mucho más allá del ámbito italiano. Este hecho se ve potenciado por la posibilidad que había de seguir la retransmisión en directo desde muchos cines en todo el mundo, así es como ayer nos convertimos en testigos de esta inauguración scaligera.
Lohengrin es una ópera bellísima con una música grandiosa y ayer cosechó un éxito indiscutible en el dificil teatro milanés.
El reparto antes mencionado contribuyó en gran parte a este éxito. Jonas Kaufmann es posiblemente el mejor Lohengrin de la actualidad, rol que ya ha desempeñado en varias producciones, así, el personaje heroico de Wagner, resulta cómodo para el tenor alemán, enriqueciéndolo cada vez con más matices y profundidad. El de ayer fué una de las ocasiones en las que Kaufmann interpretó los pasajes de Lohengrin en un modo cercano a la perfección. El triunfador de la noche, sin duda
Anette Dasch, encarna bien fisicamente a la dulce Elsa, y hay que valorar muy positivamente que se hiciera cargo del papel tan solo unas horas antes del estreno, si bien hay que decir que no lo parecía dada su soltura en escena. Su voz no posee unas características que la hagan especialmente notable, aun siendo bella y con una ejecución más que correcta. Fue una de las premiadas con los aplausos del público, y demostró eficiencia y profesionalidad. Este rol de Elsa ya lo ha representado en diversas ocasiones.
Evelyn Herlitzius y Anette Dasch
La pareja de enemigos de Lohengrin y Elsa, esto es Telramund y Ortrud, corrieron a cargo del barítono Tómas Tómasson y la soprano dramática Evelyn Herlitzius, una de las triunfadoras de la noche. Tómasson fué de más a menos en la función, en cambio, Herlitzius mantuvo un grandísimo nivel tanto vocal, sin tener una voz especialmente bella para el gusto de quien escribe, y actoral. Encarnaba perfectamente la maldad que entraña su personaje y lo supo transmitir al público. Es una intérprete a la que la gran pantalla favorecía al poder ver cada uno de sus gestos con detalle.
Tómas Tómasson y Jonas Kaufmann
Zeljko Lucic fué un Heraldo de lujo, casi demasiado, pero siempre se agradece escuchar una voz consagrada en un papel que muchas veces sirve para promocionar a un novel con buenas prestaciones vocales.
La dirección musical de Barenboim, para mi gusto, fué exquisita. Lirismo, oscuridad y grandiosidad en cada momento preciso. Él mismo, en uno de los entreactos que se pudieron ver en los cines, hablaba de esa diversidad de color musical que posee Lohengrin en cada acto, para destacar con las notas la acción que transcurre en el escenario.
Claus Guth, presentó a los personajes principales, Lohengrin y Elsa, como unos seres marcados psicologicamente por su infancia y vivencias. Se les ve inseguros, traumatizados, sufriendo ataques de nervios y convulsiones en muchos momentos de la obra, lo que aumenta y potencia la sensación de inestabilidad emocional que el director alemán quiere destacar.
Para el rol de Lohengrin, Guth explicó que se había inspirado en el personaje de Kaspar Hauser, un joven alemán que apareció el año 1828 en Nurenberg sin que se supiera nada de su procedencia y que desapareció de una manera igualmente misteriosa.
El drama que envuelve a Elsa y Lohengrin es que son inconciliables pues cada uno busca algo en el otro que no puede obtener, ella espera una figura masculina que la proteja y él una mujer que le haga crecer» , explicaba antes de la «prima» el director alemán.
Toda esta concepción de las personalidades de Lohengrin sobre todo y de Elsa, poco tienen que ver con la idea original, ya que el origen de Lohengrin es bien claro, aunque deba permanecer oculto a los ojos del mundo, pero no es la primera licencia que se toma un director de escena, ni será la última. De todos modos, la dirección de Guth, aunque algunos, pocos también hay que decirlo la protestaran, fue correcta e imaginativa cuanto menos.
Schmidt, encargado del escenario y vestuario, situó la acción a mediados del mil ochocientos, momento en que se escribió la ópera. Por aquel entonces la sociedad se estaba volviendo más industrializada y racional, lo que contrasta vivamente con el aire romántico y de leyenda del libreto de Wagner. Cabe destacar que el vestido de novia de Elsa era una réplica, como un homenaje, al que la actriz italiana Claudia Cardinale lució en la película Il Gattopardo.
Una gran función que terminó con varias salidas a saludar por parte de los intérpretes y lanzamiento de flores al escenario por parte del público. Como nota a destacar, fué la interpretación del himno italiano a cargo de todo el elenco y el público al final de la función. Himno que Jonas Kaufmann demostró conocer a la perfección.
Versiones de Lohengrin
MAS SOBRE LOHENGRIN (WAGNER):
LOHENGRIN – Richard Wagner.