Los inicios de la ópera 3


Los inicios de la ópera

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Vamos a empezar un recorrido por la historia de la ópera, y como en todo comienzo vamos a hablar de los inicios, de los inicios de la ópera.

 

¿Cuándo, dónde y cómo empezó la ópera?
A la primera pregunta diremos que la ópera fue fruto del Renacimiento, y los primeros datos se encuentran a final del S XVI.

Un grupo de intelectuales renacentistas se reunían en la ciudad de Florencia al amparo de la todopoderosa familia de los Medici, para hablar y estudiar el arte de la antigua Grecia y Roma. Así pues, ya sabemos donde empezó todo: en la ciudad de Florencia.

En cuanto al como, pues es el siguiente: como resultado de estas reuniones de la Camerata Fiorentina, que era el nombre de este grupo de hombres del Renacimiento, descubrieron que las antiguas tragedias griegas no eran habladas, si no que en ellas estaba presente el canto, y no el canto polifónico que se implantó en la Edad Media, si no el canto a una sola voz. La polifonía era de raíz nórdica, es decir una costumbre bárbara para los nobles florentinos, y ya que pretendían retomar las características del clasicismo antiguo, eso debía cambiar.
Llegamos al momento en que está a punto de aparecer la primera ópera de la historia. En este grupo, la Camerata Fiorentina, decidieron basarse en un drama griego para escribir una opera in musica, que era como se llamó inicialmente a la ópera. Así pues, el poeta Ottavio Rinuccini escribió el texto de Dafne, y uno de los músicos de la Camerata, Iacopo Peri, le puso música.
Dafne, es pues la primera ópera que se escribió. Se representó ante la corte de los Medici, pero su rastro se perdió desgraciadamente y sólo se conserva el texto pero no la música.
El mismo Peri, escribió otra ópera, también de argumento clásico: Euridice. Peri la escribió por encargo de los Medici, que ante la boda de la hija, María de Medici con el rey de Francia, querían ofrecer a todos los asistentes un espectáculo digno de tan evento. Esta vez se imprimieron el texto y la música, así que el año 1600 se puede decir que es la fecha de la primera ópera de la historia de la que tenemos constancia.
Monteverdi. El padre de la ópera

 

Si anteriormente hemos dicho que las primeras óperas que se representaron fueron Dafne y Euridice ¿por qué se considera que fue Monteverdi y su Orfeo la primera ópera de la historia?

La respuesta podría ser tal vez que porque esta ópera de Monteverdi ha sobrevivido al paso del tiempo y las otras no. Dafne y Euridice eran óperas sumamente sencillas, con una base musical pobre que servía de apoyo al texto. Monteverdi cambió este concepto, y esbozó ya lo que más adelante sería la ópera tal y como la concocemos hoy en día: la música sería la expresión del drama. Es decir, no sería simplemente un acompañamiento a un texto, si no que la música por si sóla ya nos debía sugerir la acción que se desarrollaba en escena.
Monteverdi, además, aumentó el número de instrumentos musicales presentes en la ópera, llegando a formar una orquesta de cuarenta y tres instrumentos, aunque es cierto que no todos interpretan a la vez. Ésto ya era algo muy distinto de los grupos de cuatro o cinco instrumentos que usaba Peri.
Monteverdi, en La favola d’Orfeo, hizo otra cosa que también quedó como una de las partes importantes de una ópera: creó la obertura. Esta ópera, La favola d’Orfeo u Orfeo, que es como se la conoce, fué un encargo de la familia Gonzaga que gobernaba en la ciudad de Mantua, con ocasión de la boda de su hijo.
En 1607, el público que asistía a un espectáculo de esta índole no guardaba el silencio reverencial que se ve en los teatros hoy en día, o se debería ver, y hablaban y se movían sin prestar demasiada atención al escenario. Monteverdi, se las ingenió para que desde la primera nota el público prestara atención, así pues en la sinfonía (obertura) de Orfeo lo que se oye en primer lugar es la música militar de la familia Gonzaga, música que todos reconocían y que, por supuesto, se escuchaba con todo el respeto debido a los señores de la ciudad.
Para asegurarse de la total atención del público, Monteverdi, acto seguido de la obertura hace hablar al personaje de la Música con estas palabras que transcribimos a continuación, que invitan, de modo elegante, al público a guardar silencio:

 

La Música

 

Desde mi Parnaso amado vengo a vosotros,
ilustres héroes descendientes de reyes,
de los que la Fama imperfectamente relata
vuestros méritos, pues son sublimes.
.
Soy yo, la Música, quien con dulces acentos
sabe apaciguar los corazones alterados
y puede inflamar, de cólera o amor,
los espíritus más fríos.

Cantando a los sones de mi cítara de oro,
acostumbro a alegrar los oídos de los mortales
e incito a las almas a desear fervientemente
la armonía sonora de la lira divina.

Eso me incita a hablaros de Orfeo,
tras cuyo canto marchaban las fieras
e hizo al Infierno siervo de sus ruegos;
gloria inmortal de Pindo y Helicón.

Ahora, mientras alterno cánticos, alegres o tristes,
ningún pájaro se mueva en las ramas,
ninguna onda murmure sobre las orillas
y la brisa suspenda su camino.

 

¿Qué más aportó Claudio Monteverdi al inicio de la ópera? Pues la pieza fundamental de toda ópera: el aria. El aria era el pasaje musical en el que el protagonista expresaba un sentimiento con una cierta extensión. El aria debía ser facilmente reconcocible por parte del público. En Orfeo, la primera aria que se puede escuchar es Rosa del ciel, que en consecuencia se la podría catalogar como la primera aria de la historia de la ópera.

 

Indiscutiblemenete por todo esto, Claudio Monteverdi se ganó merecidamente el título de padre de la ópera.

 

Los primeros teatros de ópera
Hemos visto que las primeras óperas se representaban en las cortes de las familias poderosas y con un público que asistía más en calidad de invitado de los señores que por afición al nuevo género artístico, pero el pueblo llano no tenía accceso a estas representaciones, así pues, ¿cómo se crearon los primeros teatros de ópera?.
Hemos hablado de las familias de los Medici y los Gonzaga de Florencia y Mantua respectivamente, pero en Roma había otra familia, los Barberini, que estaban emparentados con el papa. Éstos también quisieron demostrar al mundo el poder que tenían y se hicieron construir un teatro mayor que muchos de los actuales, al que asistía el público, pero sin pagar entrada.
Ésto lo vió el empresario Domenico Mazzocchi, que era el que montaba las funciones para los Barberini, y como buen empresario lo que creyó es que con la ópera se podía ganar dinero si el público pagaba por ver el espectáculo, y que de este modo se podían representar óperas sin necesidad del patrocinio de una gran familia, que siempre era algo muy inestable, ya que los que un día ostentaban el poder lo podían perder al poco tiempo.
Mazzocchi se trasladó a Venecia, que ya entonces era una ciudad que recibía muchos visitantes, y en el palacio abandonado de una noble familia, creó el primer teatro de ópera en 1637, el Teatro di San Cassiano. Otro motivo para elegir Venecia era que en esa ciudad no existía la Inquisición que censurara las costumbres de muchos visitantes, algo que hubiera sido una fuente de problemas y molestias.
Para el diseño de un teatro de ópera no había ningún referente, no olvidemos que estamos hablando de los inicios de la ópera, y del mismo modo que Monteverdi puso las bases de una ópera, Mazzocchi buscó inspiración para construir y distribuir los espacios de su teatro en la misma calle.
Tomando el ejemplo de las plazas de las ciudades, había un espacio delante del escenario que era la platea, donde se estaba de pie, y luego, al igual que en una plaza hay balcones, en el teatro había palcos, y los inferiores eran los más apreciados y a los que iban las personas más pudientes. Como detalle diremos que las mujeres no podían estar en platea, el motivo era que se consideraba un riesgo para el honor, estar de pie en medio de la masa. Las mujeres debían ocupar los palcos. El gobierno de la ciudad, pronto se metió por medio, instando a los nobles que compraran los palcos de los pisos principales, y así evitaban que otros no deseados lo hicieran.
Venecia se convirtió así en una ciudad que a finales de siglo tenía casi veinte teatros de ópera, en los que se pagaba una entrada para ver la obra. Como curiosidad diremos que no se imprimía ninguna entrada, si no que se pagaba con una moneda. Como en aquel entonces existían multitud de monedas, el valor de las mismas de calibraba por su peso, pero pesar monedas a la entrada del teatro hubiera sido un trabajo lento y pesado, así que se optó por poner a una persona que simplemente las mordiera, si la moneda no se doblaba, era de buena calidad, y el espectador podía pasar al teatro sin problemas.

 

En capítulos sucesivos seguiremos repasando la historia de la ópera, y haremos hincapié en otros detalles de los inicios de la ópera.

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