Olivier Messiaen ( Aviñón, 10 de diciembre de 1908 – París, 28 de abril de 1992)
El repaso a la historia de la ópera resulta siempre enriquecedor, por la cantidad de música maravillosa que encierra y también por el hecho de poder conocer a compositores que son en sí mismos un compendio de originalidad y creatividad musical. Este podría ser el caso de Olivier Messiaen, un auténtico representante de la ópera moderna. En las biografías que hay de Messiaen, podemos leer que lo definen de esta curiosa manera: compositor, organista y ornitólogo.
Messiaen fue organista durante toda su vida de la iglesia de La Trinité de París. Interesado desde el canto gregoriano a la música gamelán, propia de Indonesia, las ondas Martenot así como fue un apasionado de todo tipo de sonido que la naturaleza pudiera ofrecer, especialmente el canto de los pájaros, de los que decía que eran los mejores músicos que existían.
Messiaen sistematizó el método de doce tonos para todas las variables musicales, naciendo así el serialismo, de gran influencia en compositores como Boulez y Stockhausen.
Messiaen escribió una gran ópera, sumamente documentada, Saint François d’Assise, sobre la vida de San Francisco de Asís. Es una ópera monumental, que pocos aficionados han tenido la suerte de ver en escena. La puesta de la misma requiere unos recursos dificilmente alcanzables hoy en día: un coro de 150 componentes y una voz solista capaz de resistir las cuatro horas que dura la ópera. Messiaen la compuso entre los años 1975 al 1983. Se estrenó en la öpera de París el 28 de noviembre de 1983.
Hemos escogido un fragmento de dicha ópera, y en él aparecen también los pájaros, que no sólo eran amados por el santo de Asís, si no también por Messiaen. José van Damm es el solista.